La junta de compensación del Cotillo de San Antón tenía que haber costeado la urbanización del barrio, pero 22 años después de formarse, las obras que faltan por hacer necesitan una inversión aproximada de 1,2 millones de euros. Son los cálculos del presidente de la asociación de vecinos, Juan Pablo Castiñeira, que ha aplaudido la firma de la disolución de la junta de compensación realizada la pasada semana y que supone que ahora el ayuntamiento deberá hacerse cargo de urbanizar lo que queda.

Esto es, según Castiñeira, el 80% de las zonas verdes, así como múltiples accesos a urbanizaciones y viviendas, calles o viales que aparecen en el Plan General de Ordenación Urbana, pero en su lugar "mi barrio son bloques encima de canchales, rodeados de maleza, estercoleros, escombreras y caminos de cabras". Es más, advierte de que "en los años 80 vivían aquí 1.000 personas, ahora lo hacen 12.000, pero tenemos casi las mismas calles que entonces".

En su opinión, la responsable es la junta de compensación, que crearon propietarios y constructores que tenían terrenos en la zona bajo la presidencia del entonces alcalde Pepe Mariño: "Ellos tenían que edificar y reservar siempre un dinero para urbanizar, pero no lo han hecho, ha sido una tomadura de pelo".

SIN DINERO Así, precisamente la falta de medios económicos ha sido una de las razones por las que el ayuntamiento ha disuelto la Junta. Según la edil de Urbanismo, Mónica García "era una junta fantasma, en lugar de operativa, era un obstáculo para realizar las obras", ya que mientras estuviera formada, el ayuntamiento no podía intervenir.

Sin embargo, como la disolución supone que la urbanización que falta deberá costearse con dinero municipal, la asociación de vecinos ha propuesto al ayuntamiento un cambio puntual del PGOU para pasar una zona verde a urbanizable y con la venta sacar la inversión necesaria. Según Catiñeira, esto supone perder una zona verde, pero también "que a los placentinos no les cueste un duro lo que tenían que haber hecho otros".