Las causas son distintas, pero las consecuencias son las mismas: causar perjuicios a los vecinos dejándolos sin luz en las vías públicas. En ocasiones son los vándalos que se encargan de romper farolas a patadas --y colgar sus fechorías incluso en internet-- y en otras, los delincuentes que roban los cables para hacerse con el cotizado cobre y venderlo a precio de oro.

Sea como fuere, los perjudicados son los vecinos que tienen que deambular a oscuras en numerosas ocasiones por alguna de las calles, pero también el ayuntamiento, que no da de sí para arreglar o reponer el alumbrado. De hecho, los operarios estuvieron reponiendo la semana pasada las farolas del parque del Cachón y ayer lo hicieron en Ciudad Jardín. Pero estas zonas no han sido las únicas afectadas, ya que también se suma los Altos de Valcorchero, donde el consistorio invertirá 10.000 euros en la reposición de los dos kilómetros de cable que robaron.

Los últimos apagones se han dado en Los Pitufos, La Mazuela y Miralvalle, aunque el ayuntamiento ha descartado que los delincuentes hayan llegado a esas zonas. Pero lo cierto es que sean por las causas que sean, es una asignatura que está pendiente y es difícil de aprobar.