Denuncian públicamente que sus coches amanecen tras las noches de los fines de semana con daños. Bien descubren que les han roto los retrovisores o, como sucedió el pasado fin de semana, que los dañados habían sido los limpiaparabrisas.

Los vecinos del centro que no tienen cochera, que son la mayoría, están ya acostumbrados a estos destrozos. Tanto es así que ni los denuncian ante la policía porque consideran que "no va a servir de nada". Algunos tampoco los reparan ya porque les ha sucedido que, por poner un ejemplo, después de arreglar el retrovisor, han vuelto a romperlo. Así que es fácil ver a coches, y no uno, ni dos, aparcados en la calle Escuelas y aledaños con retrovisores reparados con cinta aislante.

Esta semana, la asociación de vecinos Intramuros ha denunciado también públicamente estos actos de vandalismo que, según sus datos, han ocurrido recientemente en la calle Escuelas y en Pablo el Diácono, en la puerta del Sol.

En su opinión y en la de los vecinos a título particular consultados, es que se necesita más vigilancia policial en estas calles durante las noches de los fines de semana, si no para pillar a los vándalos in fraganti, al menos para que su presencia actúe de efecto disuasorio y no se repitan.

Y mientras, los vecinos siguen pidiendo más agilidad a la hora de acometer el gran aparcamiento previsto en la puerta del Sol porque la obra en esa espacio se ha detenido en beneficio del arreglo del esquinazo del semáforo de la puerta del Sol, donde la brigada de obras ha estado trabajando esta semana.

Los vecinos se quejan de que en el centro apenas es posible aparcar y se tienen que desplazar incluso hasta el aparcamiento del parque de La Isla.

No obstante, algunos prefieren los fines de semana no aparcarlos en las calles intramuros precisamente para intentar evitar actos vandálicos.