No por vivir en un coche va desaliñado ni está en los huesos. "Es que no soy un indigente y me molesta que se me llame así". Vicente se asea y se guisa la comida en casa de sus amigos y cuando éstos no están, "me queda el río en verano o los bocatas y las latas en el coche". Se diría que le gusta vivir así, pero insiste en que "un piso me hace mucha falta, pero no le puedo echar la culpa al Estado. Yo soy obrero y de derechas".

El gélido enero que hemos pasado no le ha hecho mella. Eso dice porque "es que me echo cuatro mantas y el pijama, porque es que yo duermo con el pijama". Hace dos meses se le llevó la grúa el coche. Dicen algunos vecinos que es que daba mala imagen ver el coche repleto de ropa, pero el ayuntamiento se lo devolvió enseguida. "¿Dónde iba a dormir si no?". Ahora se levanta, ventila el Citroen AX, se asea en los bares de alrededor donde es ya uno más y se va a trabajar de peón para el ayuntamiento. Le pagan 439 euros al mes. Pero lo que más le ha proporcionado es la posibilidad de demostrar que a sus 55 años, Vicente es un hombre útil.