El primer debate electoral entre el conservador Boris Johnson y el laborista Jeremy Corbyn acabó sin un claro ganador, ni nuevas aportaciones. Como alguien dijo al término de la confrontación, no fue un duelo de titanes. En el sondeo de 'YouGov', valorando la mejor actuación, el líder conservador obtuvo un 51% y el laborista un 49%.

A algo más de tres semanas de la cita en las urnas, ambos comparecieron durante una hora en el estudio de la cadena privada de televisión ITV, ante una audiencia, que aplaudió algunas de las intervenciones, pero también se rio a veces de los dos. De Johnson cuando dijo que mantenía sus promesas, de Corbyn cuando afirmó que su posición sobre el brexit estaba clara. La moderadora, Julie Etchingham, veterana en estos encuentros, impuso un formato muy ajustado que limitó las divagaciones habituales del primer ministro. El tono fue muy formal.

Pacto con Sturgeon

Johnson, como era previsible, trató de explotar la idea de que posee un acuerdo para el brexit ya listo, consciente del cansancio de los ciudadanos y el deseo de zanjar el asunto lo antes posible. Corbyn, en cambio, alegó Johnson, propone, un nuevo retraso, con una nueva negociación y dos referéndums. Una consulta más sobre el brexit y un segundo referéndum de independencia en Escocia. El conservador acusó a Corbyn de tener en perspectiva una coalición con Nicola Sturgeon, la líder del SNP, para intentar alcanzar el gobierno a cambio de dar luz verde a la consulta independentista. El laborista lo negó.

La sanidad en peligro

El primer encontronazo fue a costa del futuro de la sanidad pública (NHS). Corbyn, documento en mano, acusó al Gobierno conservador de estar manteniendo encuentros secretos con negociadores de Estados Unidos a los que están ofreciendo abrir por completo la sanidad británica a los mercados americanos. Johnson respondió que eso es una absoluta invención. Los dos líderes volverán a verse las caras en un nuevo debate organizado esta vez por la BBC, el 6 de diciembre, seis días antes de la elección.