El periplo veraniego de Felipe y Letizia ha alcanzado Asturias. La hoja de ruta veraniega de los Príncipes, que empezó en Mallorca, continuó en paradero desconocido y recaló de nuevo en aguas mallorquinas justo para posar para la controvertida foto familiar a bordo del Fortuna, acaba de culminar en el prau (prado, en asturiano) de la tierra natal de la Princesa. La pareja pasará unos días en la casa que la abuela de Letizia, Menchu Alvarez del Valle, posee en la localidad de Sardéu, en Ribadesella.

Como todos los movimientos pertenecientes a la "agenda privada" de la familia real, el momento exacto de la llegada de los Príncipes a Asturias es poco menos que un misterio. Algunos vecinos aseguran haberlos visto el sábado, unas horas después de asistir en Madrid al funeral de Estado por los 17 militares españoles fallecidos en Afganistán. Sin embargo, el escaso dispositivo de seguridad desplegado ese día en las inmediaciones de La Arquera, la casa familiar, da fuerza a la teoría --de otro frente vecinal-- de que la arribada asturiana de Felipe y Letizia se produjo ayer a primera hora de la mañana.

La vivienda de los abuelos paternos de la princesa Letizia se encontraba fuertemente custodiada por agentes de seguridad cerca del mediodía de ayer. A eso de la una de la tarde, las puertas de La Arquera se abrieron para dejar salir a los Príncipes: él, con bermudas verde caqui, zapatos de cordón, calcetines grises y polo; ella, con pantalón tejano, blusón premamá blanco y pañuelo al cuello (foto de arriba).

ARRULLADOS POR LOS CENCERROS De todas las imágenes, la más auténtica fue la del paseo principesco por un prado lleno de vacas en pleno pasto. Con el arrullo de los cencerros de fondo, Felipe y Letizia compartieron carantoñas y posaron para las cámaras protegidos por gafas de sol (foto de abajo). Sin duda, el rumor de los cencerros de su infancia es el verdadero sonido de las vacaciones para la princesa de orígenes celtas. Mucho más que los motores de las lanchas cargadas de fotógrafos que la persiguen en Mallorca.

El paseo que dieron los Príncipes --un trayecto de unos 100 metros en las inmediaciones de la finca familiar-- acabó cuando subieron al mismo vehículo todoterreno con el que recorrieron el Principado el año pasado cuando, incluso, recorrieron a pie algún tramo de los Picos de Europa. Una opción poco probable este verano, ya que la Princesa se encuentra en el sexto mes de su primer embarazo.

La pareja salió a comer con rumbo desconocido seguidos de cerca por algunos vehículos de escoltas. Poco antes de las cuatro de la tarde, Felipe y Letizia regresaron al domicilio de Menchu Alvarez del Valle, la abuela periodista de la Princesa, que enviudó en marzo.

Mientras los Príncipes descansan en Asturias, la Casa del Rey anunció ayer que Juan Carlos y Sofía serán recibidos por Benedicto XVI en una audiencia privada que tendrá lugar en el Vaticano el 5 de septiembre. Esta será la primera vez que los Reyes serán recibidos en audiencia por el nuevo Papa.