Fue el propio presidente de la Hermandad de San Isidro Labrador, Diego García Pacheco, quien, se percató del destrozo de más de una veintena de árboles, sembrados hace ahora dos años, en la pradera de San Isidro. «Una acción que se ha realizado con toda la mala intención del mundo y que nadie llega a entender», se lamenta el presidente de la hermandad, que ha contado con el rechazo unánime de la población por este acto «despreciable». «Un atentado contra el medio ambiente y una salvajada contra la naturaleza», según el alcalde Antonio Garrote.

Los árboles destrozados, que en su día fueron cedidos por la Diputación de Badajoz con la intención de crear zonas de sombra en las calles de la pradera en la que se celebra la tradicional tomería de San Isidro, ya habían tomado un tamaño importante. La plantación y cuidados de este arbolado «ha supuesto un esfuerzo considerable» para la hermandad, por tratarse de un terreno bastante árido. Según ha adelantado el alcalde, «el ayuntamiento volverá a plantar los árboles destrozados»; y para ello contará nuevamente con la colaboración del vivero de la diputación. El alcalde también ha señalado que este acto vandálico también ha afectado al mobiliario instalado en la pradera, en concreto bancos de merenderos, que el ayuntamiento repondrá.