200 vecinos de Alburquerque participan en la escenificación de la Pasión Viviente, principal atracción de la Semana Santa de la localidad, y que tiene lugar el Viernes Santo en el interior del recinto amurallado. Según informa la agencia Efe, los baluartes del Castillo de Luna se convierten en Jerusalén. La entrada en Jerusalén, la oración en el huerto de los olivos o la crucifixión "son imágenes que el espectador grabará en su retina y no podrá olvidar", indica el párroco, Ángel Solano. Las diferentes hermandades y cofradías de nazarenos ayudan a la parroquia en la organización.Asimismo, el acompañamiento musical corre a cargo de la banda municipal de música y de la banda de cornetas y tambores, "que cada año aportan una mayor calidad en sus interpretaciones y se integran mejor en las procesiones, lo que ayudan a que se respete el silencio y devoción de los feligreses", señala el párroco. Ante las benignas previsiones meteorológicas para los próximos días, Alburquerque ya ha colgado el cartel de completo en todas sus instalaciones hoteleras, estando todas sus plazas reservadas. Gentes venidas desde todas las comunidades autonómicas disfrutarán del tipismo de estas fiestas y de los encantos monumentales y paisajísticos de la zona, realzados este año por el espectacular aspecto que presentan sus campos.Pero, junto a la Pasión Viviente, la Semana Santa alburquerqueña cuenta con la participación de cinco cofradías: la Agrupación Nazarena Cruz de Guía y Cofradía del Santo Sepulcro, la de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Soledad, la del Descendimiento de San Francisco, la de Nuestro Padre Jesús Amarrado a la Columna (integrada sólo por mujeres) y la Penitencial Cofradía del Cristo del Amparo, la mayoría de ellas de origen barroco.