Monesterio, además de su afamado jamón y su cada vez más apreciada gastronomía de la dehesa, posee un envidiable entorno natural donde, dependiendo de la estación del año, proliferan productos silvestres, desde siempre, muy valorados. Productos tan naturales, como las setas, en sus variedades culinarias más apreciadas, o el espárrago silvestre, que este año se manifiesta en todo su esplendor, un poco antes de su fecha propia, en estas latitudes, debido, explican los entendidos, a las abundantes lluvias invernales y a las temperaturas tan suaves que hemos tenido durante las últimas semanas de febrero.

Aunque quienes conocen las zonas más prolíficas y fértiles donde se da el espárrago silvestre ya habían salido a recolectar los primeros ejemplares de temporada, no ha sido hasta este fin de semana, cuando hemos visto a decenas de aficionados salir al campo en busca de este producto, que crece con el sol, adelantándose a la floración de otras plantas, que estas fechas comienzan a despertar a la vida.

Muy esperada

La temporada se prevé más que atrayente, pues la del año pasado, que se retrasó algunas semanas sobre la actual, coincidió con el confinamiento domiciliario de la terrible primera ola de la pandemia. El cierre de todos los municipios y el aislamiento en casa de la ciudadanía provocó que sólo unos pocos privilegiados pudieran disfrutar de una temporada fugaz.

Julián Manuel Carrasco Gordito, gran aficionado, conocedor de las zonas recónditas y emboscadas donde crece el espárrago, recolectaba este sábado su primer gran haz de estos suculentos brotes, propios de la buena mesa de la primavera extremeña. “Excelente mañana para la recolecta de espárragos trigueros. Una temporada algo temprana debido a las lluvias y las temperaturas suaves. Poco a poco, se va viendo afluencia de aficionados. Una gozada”. Así de expresivo, cuenta Julián su primer día de espárragos en esta incipiente primavera.

En tortilla

Los espárragos y rabiacanes forman parte de la gastronomía más ancestral de esta zona sur de Extremadura. Su aprovechamiento gastronómico ha sido siempre paralelo a las comidas de vigilia, propias de la Semana Santa. Como guarnición, en revuelto, a modo de crema, o incluso en forma de croquetas, en Monesterio la principal manera de consumirlo es en tortilla. Quizá la forma más sencilla de elaboración, aunque, sin duda, en la que mejor se aprecia su característico sabor amargo.

En esta zona sur de nuestra región, a diferencia de lo que ocurre en otros lugares de Extremadura, la mayoría de los aficionados recogen espárragos para su disfrute personal y no para la comercialización. El placer de salir al campo, desconectar del día a día y disfrutar de la naturaleza.

Recorrer escenarios únicos en plena explosión de la primavera, y de paso, recoger un manojo de espárragos frescos.