Las pinturas rupestres del Risco de San Blas, declaradas Monumento Nacional en el año 1942 y de gran importancia histórica, pueden contemplarse gracias a un proyecto desarrollado por el Ayuntamiento de Alburquerque y financiado con presupuesto de la Consejería de Cultura.

El alcalde, Angel Vadillo, señala que los alburquerqueños de varias generaciones han conocido estas pinturas esquemáticas en las paredes de estos abrigos, a escasos metros de la localidad y junto a las piscinas municipales.

"Sin embargo, éstas se han ido deteriorando al utilizarse cualquier líquido, incluido orina, para destacar su visión", señaló.

Se trata de representaciones de carácter narrativo de sucesos festivos o mistéricos, un primitivo sistema de escritura pictográfica que continuaría en uso hasta la difusión de los alfabetos, los cuales harían innecesario el tradicional sistema de comunicación que había constituido la pintura rupestre esquemática.

Los trabajos realizados en cuanto a limpieza y tratamiento de pinturas han dejado a la luz algunas de ellas, mientras se ha construido un camino de hormigón y piedra que llega hasta 20 metros de distancia de la roca donde están las pinturas.