Un equipo de antropólogos de Extremadura, Granada y Grecia estudian un cráneo trepanado del Neolítico, cuya antigüedad han fechado en unos 9.300 años antes de Cristo, que forma parte de un conjunto funerario hallado en una de las cinco cuevas naturales de Fuentes de León, donde han concluido que habitó una comunidad que practicaba el canibalismo. Se trata del único cráneo trepanado hallado en Extremadura, según confirman fuentes de la investigación, y constituye el resto más antiguo extraído hasta el momento de la Cueva de Postes. La trepanación consiste en perforar un orificio en el cráneo con un fin curativo o para dejar salir por él, según ritos y creencias ancestrales, los malos espíritus o enfermedades. La calavera es de un individuo que sufrió hasta tres trepanaciones y fue encontrada fracturada en dos mitades, lo que ha llevado a los investigadores a concluir que la persona a quien perteneció murió tras recibir un fuerte golpe en la cabeza. Aparece, además, deformada en la frente, algo que inicialmente confundió a los antropólogos al creer que era de una época muy anterior al Neolítico, pero su análisis ha revelado que la deformación se debió a que el sujeto permaneció "amarrado fuertemente" con un correaje en la cabeza dentro de la cueva durante buena parte de su vida, "como si el resto de la comunidad creyera que estaba poseído por algún espíritu o temieran que supusiera alguna amenaza para ellos". Esto explicaría las tres trepanaciones en su cráneo y que finalmente el sujeto muriera de un fuerte golpe en su cabeza. El resto de los esqueletos corresponden a unos 70 hombres, niños y mujeres, de poco más de 30 años los de más edad, miembros de comunidades que vivieron aproximadamente entre el 5.000 y el 5.300 años a. C. El arqueólogo Hipólito Collado asegura que su estudio ha demostrado que aquellos individuos eran caníbales, "una antropofagia por necesidad, por práctica ritual o para devorar a enemigos de otras tribus, pero lo cierto es que sus huesos aparecen cortados y con huellas de haber sido cocinados y descarnados". La Cueva de Postes fue utilizada también por los romanos como santuario para culto, miles de años después, por lo que los arqueólogos encontraron en las primeras capas de sus excavaciones restos de cerámicas, monedas, terracotas o lucernas. A medida que prosiguieron sus excavaciones y ganaron en profundidad, fueron descubriendo más útiles y restos humanos y este verano proseguirán los trabajos con grandes esperanzas de nuevos hallazgos, porque el equipo ha logrado abrir un hueco en una de las paredes a través del cual han tanteado estalactitas y la existencia de un "gran vacío" en lo que ya prevén que será otra sala o cueva. No descartan que puedan descubrirse nuevos restos humanos e, incluso, pinturas rupestres, porque ahora están rozando el Paleolítico y a partir de aquí las excavaciones les adentrarán en esa etapa de la prehistoria. Hace dos meses, el equipo de arqueólogos de la Universidad de Extremadura que dirige Collado realizó un estudio geofísico de las dos simas donde se hallan las cinco cuevas naturales, un análisis que ha desvelado que "están prácticamente huecas, y eso significa que existen más cuevas ciegas aún por descubrirse". María Luisa Giles y Rocío Montero, guías de estas grutas, resalta que, en la actualidad, pueden visitarse parte de dos de las cinco existentes, las de Caballos y Postes, aunque en pocos meses abrirá al público una tercera, la de Masero, "la más hermosa", porque tiene siete salas distintas con todo tipo de formaciones. La Cueva del Agua cuenta con un lago interior muy cristalino de unos 65 metros de largo por 31 de profundidad, con la particularidad, "casi increíble porque permanece totalmente a oscuras", de que alberga peces de gran tamaño "casi increíble porque permanece totalmente a oscuras""que parecen ser barbos, pero que no sabemos de dónde puedan captar luz"