«Ni es para tirar cohetes, ni con ello vamos a conseguir una plena fijación de las familias en el pueblo», pero, sin duda, dotar de una subvención municipal a la natalidad, refleja «la preocupación» del consistorio por «hacer visible la problemática del envejecimiento y la despoblación rural». Son palabras de Lorenzo Molina, alcalde de Segura de León, cuya corporación destina 300 euros como ayuda, de pago único, por nacimiento o adopción de un hijo.

Ayudar económicamente a las familias con los primeros gastos de su recién nacido o adoptado; concienciar sobre la necesidad de revertir la actual situación demográfica, y fomentar el consumo local; --estos 300 euros deben gastarse en el comercio de la población--; son algunos de los objetivos principales de esta iniciativa, «muy bien acogida» por los progenitores.

Cuando Lorenzo Molina llegó a la alcaldía de Segura, hace doce años, la población local superaba los 2.200 habitantes. Al día de hoy, ronda los 1.850. La media de defunciones anual es de aproximadamente 40 personas, y los nacimientos, como máximo, llegan a la media docena. Ante estas cifras, Molina sostiene que es fundamental «creernos que es posible revertir esta situación». Para ello, «lo importante es crear las condiciones necesarias», para que los jóvenes se queden en nuestros pueblos, y puedan disfrutar de «mejores condiciones de vida que en la ciudad».

Para alcanzar estos objetivos, hay que olvidarse de localismos y trabajar de manera coordinada con los municipios de nuestro territorio; manifiesta el alcalde segureño y diputado provincial de Desarrollo Rural y Sostenibilidad. Pero «no solo a nivel político; la ciudadanía y los empresarios también deben ir de la mano», enfatiza Molina, consciente del importante papel que deben jugar las mancomunidades de municipios, como instituciones «capaces de generar las condiciones, que después debe asumir la iniciativa privada».