El Juzgado de lo Penal número 2 de Mérida ha condenado a un vecino de Calamonte a un año de prisión y a tres sin poder tener animales a su cargo por u delito de maltrato animal doméstico con ensañamiento, al mantener a una perra de raza mastín durante «largo tiempo» atada por el cuello y una pata en un espacio reducido con el suelo de hormigón, sin apenas comida ni agua, y sin ningún cuidado veterinario.

Esta situación provocó a la perra graves heridas en el cuello y las patas, así como un estado de salud deplorable debido a la falta de atención veterinaria, que se agravó debido a que padece leishmaniosis y un tumor no maligno de 20 centímetros de longitud.

El animal pudo escapar de su cautiverio por sus propios medios, lo que permitió que fuera rescatada y atendida por miembros de una protectora de animales de la localidad, que además deberá ser indemnizada con más de 750 euros por el condenado en compensación por los gastos veterinarios que, según la sentencia, evitaron «una muerte segura» de la perra.

La sentencia considera probado que el condenado dejó a la perra en una finca de su propiedad junto al parque de San Isidro de Calamonte en torno al mes de marzo del 2019 «sin las mínimas condiciones de higiene y sanitarias», atada al cuello y a una pata trasera de tal forma que «imposibilitaba sobremanera su movilidad». Además, el suelo de este espacio del que disponía era de cemento.

15 KILOS MENOS / A finales de ese mismo mes marzo la perra consiguió escapar y fue encontrada por personas que la atendieron y la llevaron a una veterinaria, quien testificó que la perra pesaba 15 kilos menos de lo que debía y que presentaba lesiones múltiples no recientes provocadas por las ataduras. El propio tribunal define este sistema de sujeción de «extrema crueldad», y añade que «aumentaba deliberada e injustificadamente el sufrimiento del animal».

De hecho, estas ataduras provocaron que las cuerdas se incrustaran en la piel del animal. Entre las consecuencias provocadas, la sentencia del Juzgado de lo Penal de Mérida constata dos heridas en el cuello, una primera crónica de varios años, que abarca todo el cuello con una profundidad de 2 centímetros y el mismo ancho, y otra más corta de las mismas características.