La Guardia Civil ha detenido a seis furtivos por abatir en dos actuaciones diferenciadas, una en Azuaga y otra en Quintana de la Serena, a otros tantos ciervos, algunos de los cuáles fueron encontrados por los agentes ya descuartizados y listos para su transporte. Los detenidos tienen edades comprendidas entre los 19 y los 49 años y son vecinos de las localidades pacenses de Quintana de la Serena y Campanario y del municipio sevillano de Cantillana.

Una de las actuaciones tuvo lugar el pasado lunes, cuando el Seprona detuvo a dos vecinos de Cantillana que fueron sorprendidos en los terrenos de dos cotos de Azuaga. Durante la noche los agentes observaron a estos individuos circular en un vehículo alumbrando con un foco halógeno por los campos adyacentes y efectuando disparos con un rifle.

En ese momento la Guardia Civil no halló piezas de caza abatida pero, a la mañana siguiente, durante el rastreo de la zona, los agentes encontraron cuatro ciervos, tres de ellos descuartizados y preparados para su transporte.

QUINTANA DE LA SERENA En cuanto a la otra operación, tuvo lugar el viernes pasado, en la finca Los Casares de Quintana de la Serena. Los agentes observaron a distancia a cuatro personas que consiguieron abatir a dos ciervos que después abandonaron en el lugar. Montaron un dispositivo de vigilancia en las inmediaciones a la espera de que regresaran a por las piezas abatidas. La operación dio sus frutos dos horas después ya que los cuatro cazadores regresaron al lugar de los hechos y, tras cargar en un remolque las piezas de caza, emprendieron la huida al percatarse de la presencia de la Guardia Civil.

El vehículo fue interceptado por la Guardia Civil tras recorrer varios kilómetros con los cadáveres de los animales. De los seis detenidos en estas actuaciones no relacionadas, a uno de ellos, vecino de Quintana de la Serena, le constan antecedentes por temas relacionados con el furtivismo.

Las diligencias instruidas, armas y utensilios intervenidos fueron puestos a disposición del Juzgado de Instrucción de Llerena y Castuera y las carnes de las piezas de caza fueron entregadas a un centro benéfico y social.