Maestro de profesión, Rafael Delgado regresó desde Badajoz a su pueblo, Castilblanco, hace tres años tras pedir un cambio de destino. Asegura que en sus planes no entraba la política activa ni convertirse en alcalde, pues volvió al municipio para dar clases y cuidar de sus padres octogenarios. "Soy militante del PSOE desde siempre, pero no he tenido cargos y he estado más relacionado con el asociacionismo. Me gusta participar, colaborar y ayudar", cuenta. Durante 12 años fue presidente de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (Freapa), con la que sigue colaborando como asesor "sin cobrar un duro", aclara. Tampoco tiene sueldo como alcalde y ninguno de sus concejales está liberado. En 2011 fue cabeza de lista del partido socialista y arrebató el gobierno local al PP tras más de dos décadas.

--Dice que su propósito no era convertirse en alcalde de su pueblo, ¿qué hizo que diera el paso?

--Cuando volví a Castilblanco, la gente del PSOE local me animó y acepté con una condición muy importante: limitación de mandato, como máximo dos legislaturas. Siempre he defendido esa idea como militante en el ámbito del partido y tengo un compromiso formal con el pueblo. Un político a lo que no haga en ocho años, que no dedique 12, 16 ni 20, que ya es muy difícil. Algunos alcaldes tratan de perpetuarse y esto no es una oposición. Yo no gano ni un solo euro como alcalde, es más, no he cobrado ni la gasolina de cuando he utilizado mi coche en estos dos años. Mi objetivo es favorecer al pueblo, mejorar la vida de los ciudadanos y, cuando deje de ser alcalde, quiero seguir siendo un vecino más de todos y no que me recuerden por si favorecí o perjudiqué a alguien. Tampoco hay concejales liberados. He tratado de rodearme de personas que tuvieran una independencia económica, porque es importante que la gente no llegue a la política a vivir de ella. No estoy en contra de los sueldos y entiendo que los alcaldes de poblaciones grandes los tengan, pero en un pueblo pequeño como Castilblanco, con un presupuesto de 906.000 euros este año, me parece una barbaridad.

--¿Cuál es la situación económica del ayuntamiento?

--Con ese presupuesto, cuando pagas gastos de personal, luz, del consultorio médico o de la escuela, no hay margen de maniobra. El principal problema de los pueblos pequeños es la falta de ingresos. Cuando llegamos, la deuda reconocida del ayuntamiento era de 888.000 euros, pero después estaba la no reconocida a proveedores, la de cajón, para la que nos vimos obligados a pedir un préstamo de 439.000 euros, y otra a la Seguridad Social de 162.000 euros, por la que nos retiraron subvenciones por no estar al corriente de pago. Hemos tratado de reducirla y, de hecho, el año pasado disminuyó en 56.000 euros. El primer objetivo en estos cuatro años es dar estabilidad económica al ayuntamiento, porque si no la deuda te ahoga. Me parece bien que el Estado obligue a los ayuntamientos a no endeudarse porque si no esto es una locura y el que sale perdiendo siempre es el pueblo. Los planes provinciales de la diputación o los fondos del Aepsa permiten hacer algunas obras necesarias para el pueblo, pero el problema es que la comunidad autónoma o no te da nada o te da el 25% al inicio, y debes adelantar el dinero, hasta que te lo reingresan. Ese sistema es maquiavélico y los ayuntamientos necesitamos al menos esa liquidez.

--¿Cuál es el balance personal tras más de dos años en la alcaldía?

--Como alcalde no me desanimo en absoluto y me siento satisfecho, a pesar de la precariedad económica, de lo que estamos haciendo en favor de nuestros vecinos. Me encuentro muy feliz siendo alcalde de Castilblanco y ayudando en lo que mis conocimientos y mi buena voluntad me permiten. Me quedan ganas de continuar y, si los vecinos quieren, seguiré ayudando y, lo más importante, siendo alcalde de todos, porque no merece la pena hacerlo de otra manera. Sí me preocupan las reformas que están planteando a la Ley de Base del Régimen Local, porque a los pueblos pequeños se nos quita mucha capacidad de decisión.

--Con una población envejecida, ¿qué proyectos son prioritarios?

--Estamos dando prioridad a las políticas sociales a mayores y a las familias. Este ayuntamiento, desde que llegué, da becas a todos los niños de Educación Infantil. También es muy importante la ayuda a domicilio, que además genera un buen número de empleos en el sector femenino. Hay muchas mujeres trabajando en el ámbito de la dependencia --aunque la Junta tiene muchos expedientes pendientes-- a través del ayuntamiento yendo a las casas y en la residencia de ancianos, con 45 residentes y 22 trabajadores. Cuando llegué a la alcaldía la residencia estaba en manos de la oenegé Mensajeros de la Paz y el ayuntamiento les debía 90.000 euros. Me dijeron que se iban y conseguimos dar el servicio en concesión a una empresa por 20 años y garantizar los puestos de trabajo y la atención a los mayores.

--Usted ha retornado a su pueblo y también lo han hecho otros muchos vecinos tras jubilarse.

--Sí y eso conlleva un problema que en Castilblanco estamos sufriendo mucho: porque quienes emigraron vuelven, residen aquí casi todo el año, pero están empadronados fuera. Eso es un problema porque en el reparto de fondos estatales no cuentan como habitantes, a pesar de que utilizan todos los servicios aquí. Creo que la Junta debería de buscar la manera legal de obligar a estas personas a que se empadronarán en nuestros municipios.

--¿Qué actuaciones tiene el equipo de gobierno pendientes?

--Desarrollar un pequeño polígono industrial sería vital, porque ahora mismo estoy recibiendo a empresas que quieren instalarse y no puedo ofrecerles suelo. Esto es así porque el Plan General Urbano contempla el uso industrial del suelo en terrenos privados y para nosotros es prioritario cambiar la ubicación a un suelo público. Para eso necesito reunirme con el presidente de la Junta y hace cuatro meses que tengo pedida una cita con Monago y aún estoy esperando. Creo que debería sacar un ratito para hablar con los alcaldes extremeños, porque está muy bien ir a Israel, pero nosotros representamos a los vecinos, que se merecen un respeto.

--También hubo un proyecto para hacer un campo de golf.

--Era un grandísimo proyecto que venía del gobierno anterior y la crisis se lo llevó por delante. Iba a ser un campo de golf similar al de la Isla de Valdecañas, pero la empresa promotora entró en concurso de acreedores. Ojalá un día se retome.

--¿Está suficientemente explotado el potencial turístico de La Siberia?

--Debemos fomentar el ecoturismo, porque es fundamental para toda la comarca, donde tenemos más kilómetros de costa de agua dulce que la Costa Brava o la Costa del Sol. Tenemos mucho potencial con la caza y con el turismo rural. En Castilblanco se va inaugurar ya mismo un hotel rural con 8 habitaciones en medio de la naturaleza y hay conversaciones con otro empresario para instalarse. Hay potencial para atraer más proyectos de este tipo, que además ayudan a retener a la población joven. Pero necesitamos más unión entre todos los municipios. En La Siberia, con 17 pueblos, tenemos dos mancomunidades. Eso es una locura y resta unión a la comarca. Debería haber sólo una mancomunidad para que pudiésemos establecer planes de desarrollo conjunto.