La cooperativa Explum cerró el pasado día 19 la compra de las instalaciones de la antigua Sociedad Cooperativa Caval, de Valdelacalzada, por 1,17 millones de euros, culminando así la liquidación del único activo que quedaba tras el proceso de concurso de acreedores que se declaró en octubre de 2011. Así lo ha confirmado Pedro Antonio Pérez, abogado responsable del Área Mercantil y Concursal del bufete Moreana, que ha llevado el procedimiento concursal.

Pérez ha manifestado que este proceso «ha sido uno de los de mayor envergadura de los desarrollados en Extremadura», tanto por el volumen de fruta que comercializaba, como de negocio, la cuantía de la deuda y el impacto social que provocó. La quiebra supuso el fin de la cooperativa y un ERE extintivo para más de 80 trabajadores, que pudieron cobrar por orden de la juez del concurso de acreedores y el Fogasa, ha recordado el abogado.

La Cooperativa Caval se vio obligada a acogerse a la Ley Concursal «por la despatrimonialización que había sufrido como consecuencia de la administración negligente de los anteriores gerentes, algunos de los cuales fueron condenados posteriormente por delitos de falsedad, apropiación indebida y administración desleal, generando un pasivo de 18 millones de euros», ha explicado Pérez.

Ello llevó a que se creara un pool bancario que asumió la refinanciación de la deuda. Ahora, será a éste al que se destinará el dinero, «íntegramente, a pagar los créditos hipotecarios titulados por el pool bancario que financió a la cooperativa en un intento de sacarla a flote», dijo, lo que finalmente no fue posible.

La entidad compradora, la Sociedad Explum, es también de la Valdelacalzada y está formada por antiguos socios de Caval que decidieron reorganizarse como cooperativa. Ha sido esta sociedad la que ha estado utilizando las instalaciones como arrendataria, y a partir de ahora lo hará como propietaria.

Por la quiebra de Caval fueron condenados por la Audiencia de Badajoz, en enero de 2017, Manuel García, exgerente de la cooperativa, a 23 años de prisión, en sentencia ratificada por el Supremo, aunque salió en octubre de 2017 en tercer grado para cuidar a una nieta; así como a los otros dos acusados, Manuel Corrales y su esposa Carmen Texeira, a 4 y 3 años, respectivamente.