El próximo mes de marzo se cumplen 30 años del nacimiento de la Feria Taurina de Olivenza, que son los mismos que la familia Ortiz lleva al frente de la plaza de toros. Fue en el verano de 1990 cuando Marceliano Ortiz Blasco y sus hijos -Jesús y Jacinto- adquirieron la propiedad del inmueble y comenzaron «un periplo lleno de ilusiones y grandes proyectos de futuro», así como una manera de entender la pasión por el mundo del toreo. La familia revitalizó una plaza que se encontraba en estado de semiabandono y a partir de ahí Olivenza se fue convirtiendo en una auténtica seña de identidad dentro del mundo taurino.

Tres décadas después, Olivenza es parte indisoluble del mundo del toro, pues por el albero de su plaza han pasado las grandes glorias contemporáneas del toreo y por sus tendidos, incontables personalidades de renombre de las artes, la cultura, la política o el deporte. Todos han tenido el privilegio de percibir en sus tardes de toros «la personalidad invisible» que sólo el escenario del coso de Olivenza sabe transmitir. El paso del tiempo ha dejado constancia de la verdadera dimensión de lo que estos 30 años han supuesto para la sociedad oliventina y para el panorama taurino internacional. La plaza desprende arte desde su interior, pero también se refleja en su fachada, donde está el azulejo de Nitrato de Chile, que ilustra el cartel elegido para conmemorar esta efeméride, con el logo Vuelve la Fiesta de Marzo, del 6 al 8 de ese mes.