Numerosos jerezanos asistieron el pasado lunes, festividad de San Antonio de Padua, a la eucaristía que se celebró en la pequeña capilla que este santo tiene en la ciudad para rendirle culto y para comprar los panes que se bendijeron tras la misa.

Es una de las tradiciones de Jerez de los Caballeros, según señaló Antonio Becerra, coordinador del equipo sacerdotal de la ciudad, en recuerdo del santo de los pobres. "Antiguamente se le daba una limosna a San Antonio para que a los pobres nunca les faltara pan", apuntó.

Ahora, según Becerra, las ayudas a los más necesitados se canalizan a través de Cáritas por lo que la bendición de los panes se ha convertido en una tradición.

También a San Antonio o San Antoñito , como se le conoce popularmente por su tamaño pequeño, se le atribuye la gracia de darle a las solteras y solteronas un novio. Incluso hoy, hay muchas que se lo siguen pidiendo.

La capilla de San Antonio era una de las principales puertas de entrada a Jerez, según manifestó Becerra, quien recordó también que siempre a los lados de las puertas de las ciudades había una pequeña capilla con un santo al que se le consideraba el protector de la localidad.