Con mascarillas, sin agua bendita ni el rito de la paz, con la comunión en la mano, sin contacto personal ni superando el aforo permitido del 30% de los bancos del templo, evitando aglomeraciones a las entradas y salidas; y cumpliendo a rajatabla las normas de distanciamiento social, se celebró la primera misa en el Iglesia Parroquial de Monesterio, tras dos meses con la iglesia cerrada al culto, como consecuencia del Real Decreto del estado de alarma.
El párroco de la localidad, Miguel Ángel García Encinas, inició esta primera celebración con palabras de recuerdo para “todas las víctimas de la pandemia”. La feligresía acató todas las normas establecidas por las autoridades sanitarias y las recomendaciones de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, y con esta primera celebración, también se inició la vuelta a la nueva normalidad de las celebraciones eucarísticas. El regreso a las costumbres empezó a las ocho de la tarde. A esa hora comenzó a resonar el repicar de campanas, --mudo durante 57 días--, desde siempre habitual, repetido y rutinario, que en esta primera llamada parecía excepcional.
Entierros
La nueva Orden Ministerial recoge la posibilidad de comenzar a realizar velatorios y entierros. Hasta el día de hoy, y durante las semanas más duras del estado de alarma, los difuntos casi no han tenido despedida, con lo que a partir de la reanudación de los cultos, el párroco ha anunciado, que “de manera progresiva” se irán realizando las misas-funerales de los fallecidos durante ese periodo. Consciente de la posible “aglomeración” de personas en este tipo de celebraciones, y durante los entierros que se realicen durante esta fase de desescalada, al igual que durante la celebración de bodas, el párroco apela a la “responsabilidad individual”, y a seguir “escrupulosamente las normas establecidas”.
En cuanto a las Primeras Comuniones, aún continúan sin fecha fija, a falta del “consenso” entre parroquia, catequistas, madres y padres, así como teniendo en cuenta la reapertura de establecimientos hosteleros con un mayor número de comensales.
