Han pasado treinta años desde que el ayuntamiento de Monesterio y un grupo de industriales del sector ibérico idearan la celebración de la Fiesta del Jamón. Tres décadas de evolución para una fiesta que nació casi de forma improvisada, con el reparto gratuito de platos de jamón en una caseta de feria instalada en la plaza de Triana, que con el paso de los años se ha convertido, no sólo en la fiesta más multitudinaria que se celebra en esta localidad, sino en el mejor escaparate para la promoción del municipio, a través de sus excelencias gastronómicas.

El éxito de esta iniciativa, sin duda, recae en los diferentes equipos de gobierno, que durante este tiempo han dirigido el ayuntamiento de la localidad. Todos, sin excepción, han apoyado e introducido mejoras en esta fiesta, sin la cual, al día de hoy, no se concibe la feria de septiembre de este municipio. Apoyo institucional, y desde luego, implicación empresarial, y aceptación por parte de otros sectores, que han convertido a esta localidad en lugar de referencia gastronómica, motivo por el cual, durante todo este año el municipio desarrollo decenas de iniciativas al amparo de la designación de Ciudad Gastronómica Extremeña, 2019.

La fiesta

Por sí solo, comer jamón, ya supone toda una fiesta para quien lo degusta. Si a este apetitoso ejercicio sumamos a miles de personas, disfrutando al unísono de una jornada en la que consumir Jamón de Monesterio hasta la saciedad, la acción se convierte en todo un espectáculo. Los visitantes llegan de todos los rincones de nuestro país, atendiendo a la llamada de tan suculento manjar. El primer aperitivo se sirve gratis a la entrada del recinto ferial. Esta edición, se entregaron 2.000 bocadillos de jamón entre los primeros visitantes.

A las once de la mañana lucen repletos de género los stands de degustación, Centenares de piezas perfectamente colgadas y dispuestas para ser vendidas, mientras decenas de maestros cortadores lonchean delicadamente el producto que se sirve en generosas raciones. Las cifras dan buena cuenta, por sí solas, del poder de convocatoria de esta cita. Este año se consumieron alrededor 10.000 kilos de jamón; aunque, según explican los industriales que colaboran con esta actividad, esta cifra se hace pequeña si tenemos en cuenta el gran número de piezas que se venden para consumir en casa.

Sin tregua

La fiesta se desarrolla de manera ininterrumpida hasta entrada la noche. Al mediodía, los cuatro primeros clasificados en el Concurso de Cortadores de Jamón, que cada año organiza el ayuntamiento, realizan una exhibición de corte rodeados de quienes tienen el privilegio de degustar totalmente gratis los mejores jamones de las industrias locales, pues, entre estas cuatro piezas se otorga el premio anual al mejor Jamón de Monesterio. A continuación se inician las degustaciones populares. No queda sombra libre en el amplio recinto que ocupan el parque y la piscina municipal y todas las zonas arboladas del Tejar. Solo el paso de la charanga con sus alegres melodías es capaz de levantar de sus asientos, a quienes, no en pocos casos, son incapaces de apurar en una sola jornada tal cantidad de jamón. Y para los incansables, concierto en directo, que comenzó a las doce de la noche en el recinto ferial, con el grupo valenciano Bombay,

Cerveza

Otro dato a tener en cuenta para hacerse una idea del gran número de personas que participa de esta fiesta es el consumo de cerveza. Coincidiendo con el treinta aniversario de la fiesta, se presentó la cerveza que lleva el nombre de Monesterio; esa bebida creada, según sus promotores; para maridar con productos ibéricos. En la cantina oficial se suministraron 3.500 litros, alrededor de 2.000 en los originales botellines de la marca, y el resto en cañas de barril.

La fiesta, ideada para paisanos y visitantes, que cuenta con la colaboración y el apoyo de la Junta de Extremadura y la Diputación Provincial de Badajoz, vivió una de sus jornadas más alegre y participativa de sus últimas ediciones. Si se perdieron la de este año, la próxima será el 10 de septiembre de 2.020.