El pueblo de Monesterio ha vuelto a acudir a la llamada de la familia de Manuela Chavero, la mujer desaparecida en esta localidad hace ya treinta y un días. La ciudadanía responde a cada llamamiento, quiere colaborar y prueba de ello fue la masiva respuesta de vecinos de todas las edades, quienes, pese a la hora de la convocatoria, en día laborable, y las altas temperaturas del mediodía, volvieron a abarrotar ayer la plaza del Pueblo, esta vez, "invitados" por la familia de Manuela Chavero, para sentirse "arropados" ante las cámaras de Televisión Española, que, como otros muchos medios de comunicación, continúan pendientes del devenir de esta extraña desaparición, que no acaba de resolverse.

Sólo bastó un breve mensaje de petición de colaboración en las redes sociales de José Carlos, hermano de la desaparecida, para que la población volviera a responder de forma más que generosa. Para hoy viernes se ha vuelto a convocar al vecindario. Esta vez, a las doce del mediodía, ante las cámaras de Canal Extremadura.

DESESPERACION El estado de ánimo de los familiares de Manuela Chavero no desfallece. No obstante, a medida que van pasando los días el desánimo se hace presente entre sus seres queridos. "Esto es muy desesperante", explica José Moreno, cuñado de Manuela. "Habrás observado que quiero hablar siempre en presente de ella, pero algunas veces se te escapa y la recuerdas en pasado. Como si ya no existiera, y eso es lo que no queremos", argumenta José, que reitera el agradecimiento a ciudadanía y a los medios de comunicación por el "recuerdo permanente" hacia su cuñada.

Mención especial hace José Moreno a quienes están trabajando en la investigación del caso. "La Policía Judicial no nos da ningún tipo de información. Lo que sí sabemos es que están trabajando en el caso todo el día, incluso toda la noche".

La larga y angustiosa espera, según acierta a comentar Emilia Chavero, hermana de Manuela, se hace más llevadera en la unión familiar. La situación personal de sus seres más cercanos ha cambiado drásticamente desde la madrugada del pasado cuatro de julio. "Estamos todos juntos. Nos apoyamos unos a otros y estamos como retenidos en la casa familiar, impotentes de no poder hacer nada, porque solos no podemos".