Bares y restaurantes vacíos, anulación de prácticamente todas las reservas en hoteles y restaurantes, tiendas de venta directa de productos ibéricos sin clientela, y ocupación menor al 20% en los alojamientos rurales. Este es el desolador panorama que arroja el puente de Todos los Santos en el sector servicios de Monesterio.

Según ha manifestado el alcalde de la localidad, Antonio Garrote, el balance a la actividad económica de estos días festivos ha sido “totalmente negativo”. El sector ha presentado niveles mínimos de negocio durante estos días, que en otras circunstancias, hubiera llenado Monesterio de visitantes, y sobre todo, de aquellos que anticipan sus compras navideñas de embutidos, jamones y otros productos ibéricos.

Movilidad

La situación de alarma sanitaria, pero fundamentalmente el cierre perimetral de la comunidad autónoma andaluza, y de todos los pueblos de la provincia de Sevilla, incluida su capital, ha supuesto que la llegada de turistas al municipio haya sido “prácticamente nula”. A esta situación, se ha añadido, explica el alcalde, “el cierre a la movilidad de Madrid y otras comunidades del centro y el norte del país”. En este caso, no sólo de quienes vienen a Extremadura, o a sus localidades de origen para rendir culto a sus seres queridos en el Día de los Difuntos, sino a las miles de personas que aprovechan su paso por Monesterio, como lugar de parada obligada en sus bares y restaurantes, en su itinerario hacia Andalucía, de “ida y vuelta”.

Actividad nula

La actividad económica relacionada con el turismo en la localidad, ha sido “nula”, reitera Antonio Garrote, situación que “debe hacernos ver”, en qué situación “podríamos quedar de cara a los próximos puentes y fiestas de la Navidad”. La situación es “realmente compleja, ya que “no dependemos de nosotros mismos”, y mucho menos, el sector puede resistir únicamente con el turismo procedente del municipio, la comarca y de la propia Comunidad Autónoma. “Nuestra economía depende de la movilidad”. La gente viene a Monesterio atraída por “su gastronomía, sus productos cárnicos y su entorno natural”; y el elevado número de plazas hoteleras y de alojamiento que posee la localidad, no puede ser absorbido por el turismo local. Esta circunstancia, concluye Antonio Garrote, debe “darnos que pensar”, para mantener activados todos los niveles de prevención frente al covid-19, ya que “la economía, el empleo, pero sobre todo nuestra salud, dependen de la responsabilidad de cada uno de nosotros”.