Lo último en desmontar fue el atrayente dosel rosa fucsia, con el logo y el rótulo Lui-Lei, que ha formado parte del paisaje urbano de Monesterio durante cuarenta años. La retirada del toldo pone punto y final al sueño de una joven de la cercana localidad de Santa Olalla del Cala, que, con sólo 25 años, decidió instalarse en Extremadura, donde abrió una exclusiva tienda de moda para chicos y chicas, para él y para ella, Lui-Lei, en italiano.

Corrían los años ochenta. Pese a su juventud, Remedios Nogales Perera ya poseía una tienda de Moda en su Santa Olalla natal. En aquella época Monesterio era centro neurálgico de la juventud de la zona. Su afamada discoteca, sus seductores bares y modernos garitos, muy frecuentados a cualquier hora y cualquier día de la semana, sedujeron a esta chica, hasta tal punto, que “de una reunión de amigos surgió el arrebato” de montar tienda en Monesterio. “Fue dicho y hecho”, recuerda Reme, diminutivo cariñoso con el que todos la conocen en la localidad. Alquiló un local en el transitado Paseo de Extremadura, y junto a una amiga, --dedicada a la sección infantil--, abrió su tienda de modas. Poco después, su socia decide abandonar el proyecto, y Reme cambia de ubicación, aunque no de calle, local en el que ha permanecido hasta este mes de enero. Cierra por jubilación.

Adelantada

Luchadora, innovadora, combativa, pero, sobre todo, pionera y amiga de sus clientas, (teoría que ha hecho posible que su negocio aguante durante cuatro décadas), Reme ha sido siempre una mujer adelantada. Con ella llegaron los primeros desfiles de moda a Monesterio, fiel colaboradora de eventos benéficos, incluso formó parte de la directiva de la primera asociación de empresarios que se creó en la localidad. Como en todos los negocios Reme ha tenido que luchar con altibajos y crisis económicas. Pero más allá de resignarse, se ha empeñado en renacer. Lo suyo es la moda, pero si la cosa iba mal, Reme igual te vendía un robot de cocina, cremas y tratamientos faciales, o hasta mantecados.

Agradecida

Echando la vista atrás Remedios Nogales se siente una mujer “afortunada y agradecida”. En Monesterio ha encontrado un segundo pueblo. Sin renunciar a sus raíces andaluzas, en Extremadura está su hogar. Se jubila satisfecha y feliz: “Ya me toca”, revela emocionada. “A partir de ahora dispondré de más tiempo para mi familia y mis amigos”, pero sobre todo para “acompañar y dar más cariño” a su anciano padre. “Me voy con mi carpeta verde vacía”, expresa orgullosa. La carpeta, no es más que ese cuaderno propio, de todo negocio que se precie, con la relación de ventas fiadas.

Días antes del cierre definitivo, Reme colgó un cartel de agradecimiento en el escaparate de su tienda: “Amigas clientas. Hoy empieza otra etapa en mi vida. Todos estos años he sido muy feliz trabajando en lo que más me gusta: La moda. No me voy, me quedo donde soy feliz, en mi Monesterio querido. Contad conmigo siempre”.