Nació el 27 de diciembre de 1960 en Higuera de Llerena. Está casado y tiene dos hijos. Fue presidente de Apag-Extremadura Asaja del 2003 al 2011 y es alcalde de Higuera de Llerena, con 364 habitantes, desde el 99, y diputado en el Congreso en esta legislatura. La crisis no ha sido ajena a su ayuntamiento, pero Bibiano Serrano defiende que la fórmula para capearla es no embarcarse en nada que no se pueda pagar.

--Es el alcalde de su pueblo desde 1999, ¿este es el momento más difícil para los ayuntamientos?

--Totalmente. Es un momento muy complicado, porque hemos pasado etapas en las que casi estábamos obligados, entre comillas, a derrochar dinero y con ese mismo dinero se podrían haber hecho otras muchas cosas destinadas a la creación de riqueza. Entiendo que todo el mundo quiera trabajar, pero estamos hablando de que en un ayuntamiento de un pueblo de 500 habitantes que trabajen 15 personas como ha llegado pasar muchos años, hay días que no sabes donde mandarlos, y al final eso no crea riqueza. Ese señor está seis meses o un año, se va al paro, vuelve, pero al final no tiene futuro. El futuro es crear riqueza, industrias que fijen la población al territorio y eso no se ha hecho.

--¿Cuál es la situación del de Higuera de Llerena?

-- Evidentemente como todo el mundo nos hemos visto obligados a hacer ajustes, pero en el Ayuntamiento de Higuera de Llerena no tenemos ahora mismo problemas económicos, es un ayuntamiento que se defiende económicamente, no le debe un duro a nadie, nos acogimos al plan de proveedores con las poquitas facturas que teníamos pendientes y vamos pagando religiosamente a final de mes a nuestros proveedores. Está saneado porque no nos metemos en historias que no seamos capaces de digerir ni en grandes obras que supongan un endeudamiento, porque sería una locura en un ayuntamiento tan pequeño y con tan pocos ingresos.

--Las subvenciones han disminuido, pero en los municipios, por pequeños que sean, siempre hay actuaciones pendientes. ¿Cómo se afrontan?

--Vamos capoteando el temporal como se va pudiendo. Ahora mismo, por ejemplo, el servicio de ayuda a domicilio se está cubriendo con un taller de empleo que tenemos para Valencia de las Torres e Higuera de Llerena con 12 trabajadoras, seis de cada pueblo. Lo hemos solicitado conjuntamente, que es una forma de trabajar también, porque cuando hay algo que no puedes alcanzar y el vecino tampoco, esto es una fórmula. Y luego, con mucho ingenio. Tenemos la gran suerte de que es un pueblo pequeño en número de habitantes, pero tenemos un gran término municipal, más de 11.000 hectáreas, y eso nos proporciona unos ingresos buenos. A otros lados, evidentemente, se ha acabado el ir a pedir para asfaltar una calle o para arreglar una tubería, para eso, por desgracia, tiene que tratarse de una emergencia. También en las dos primeras legislaturas conseguimos cambiar toda la red potable de agua, que era muy antigua, y eso supuso una inversión importante de la que ahora nos estamos alegrando. No hemos hecho nada que no seamos capaces de pagar y es de lo que se trata, no se puede querer lo que no se tiene, hay que adaptarse a la realidad.

--El motor económico del pueblo es la agricultura y la ganadería. ¿Qué otras potencialidades quedan por explorar, quizás el turismo?

--Creo que el tema turístico habría que enfocarlo de una manera realista y no volvernos locos. Aquí tenemos una llanura prácticamente de cereales y cuando llega abril o mayo tenemos 35 y 40 grados: dile a un turista que venga. Aquí lo que habría que tratar de hacer es lo que no se ha hecho nunca: crear industria y agroindustria para transformar los productos que nosotros producimos, ya no solo Higuera de Llerena, sino Extremadura en su conjunto. De cada cien cerdos que producimos, 83 se sacrifican fuera, y de 6 millones de corderos, el año que más sacrificamos son 400.000 y así con todo lo que producimos. Engordar un cochino no deja dinero, lo que deja dinero es sacrificarlo, transformarlo, distribuirlo y comercializarlo. Lo que producimos en Extremadura tenemos que conseguir meterlo en tarritos chiquititos y en cajitas pequeñitas y venderlo nosotros, ese es el futuro. Luego habrá que ver los planes turísticos, diversificar la actividad agraria en los pueblos, pero no podemos olvidar que tenemos una base, que es agraria y ganadera, le podemos dar todas las vueltas que queramos y podemos intentar que aquí venga la McDonnell Douglas a poner una fábrica de aviones y las energías renovables como se ha hecho en muchos sitios, todo se puede intentar, pero no nos olvidemos de lo que tenemos: agricultura y ganadería y es una base que no hay que inventarla y lo que tenemos que hacer es potenciarla y captar el valor añadido que eso tiene. Y eso no se ha hecho nunca, nos hemos dedicado a otro tipo de historias que nada tienen que ver con lo que es Extremadura y creo que en estos momentos se está haciendo una labor importante por tratar de apostar por lo nuestro, que es el campo.

--¿Qué proyectos tiene pendiente el ayuntamiento?

--Desde agosto del año pasado tenemos un proyecto generador de empleo estable a través del que estamos construyendo una nave, que después se cederá a una cooperativa agraria para que la use. Además, tenemos en marcha un proyecto para el año que viene para la creación de un tanatorio, que hasta ahora no hay, que queremos empezar a construir en agosto o septiembre y otro de un centro de día, que está casi terminado, pero faltan algunos remates. Queremos terminar ambos esta legislatura.

--¿Qué aporta un alcalde de un municipio pequeña en el Congreso de los Diputados y cómo se casan las dos responsabilidades?

--Tengo que decir que tengo un equipo de concejales fabulosos, que cada uno se trabaja su área y, en un pueblo pequeño, donde nos conocemos todos, simplemente teniendo un poquito de voluntad y buena fe se lleva bien. He sido presidente de Asaja 10 años y me ocupaba mucho tiempo, pero con el equipo que tengo aquí, no hace falta Bibiano Serrano para nada. En cuanto a ser alcalde y diputado en Madrid, yo creo sinceramente que antes de ser diputado, todo el mundo tendría que pasar por ser alcalde o concejal, porque el político tiene que ser desde la base y tener contacto con la calle. Yo estoy en Madrid de martes a jueves y algunos viernes, pero tengo un contacto permanente con la calle, con la gente, porque creo que es bueno para poder tomar decisiones, porque no se pueden tomar decisiones detrás de la mesa de un despacho sin tener contacto con la realidad de la gente y sin escucharla y creo que ese contacto es fundamental y, para eso, se tiene mucho mejor si se es alcalde de un pueblo.

--¿Volverá a presentarse a la alcaldía en las próximas elecciones?

--No le tengo decidido. Llevo 14 años de alcalde y mi entrada en política fue casual. Iba para una legislatura y pensaba que no me iba a presentar más... De momento no tengo nada decidido ni creo que haya que decidirlo ahora, aunque ya llevo mucho tiempo.