Unas 150 personas, según los organizadores, se han concentrado este jueves frente al Ayuntamiento de Alburquerque para protestar por los «continuos» impagos y retrasos de las nóminas que sufren los trabajadores municipales, en un acto convocado por el sindicato USO y al que también asistieron representantes de UGT y CCOO, así como miembro del PP y de Independientes por Alburquerque (Ipal).

Tanto Juan Antonio García, secretario regional de organización de USO, como Raúl Molano, representante de la sección sindical en el ayuntamiento, mostraron la indignación de los trabajadores municipales «ante el menosprecio que venimos recibiendo sistemáticamente y a lo largo de los últimos años por parte de los responsables municipales, pese a que hemos demostrado con creces que somos personas trabajadoras, cumplidoras y cargadas de paciencia», señalaron.

Según los convocantes, la protesta ha tenido lugar «única y exclusivamente para que se nos abonen nuestros pequeños sueldos de subsistencia mes a mes y para que de una vez por todas esto no vuelva a suceder». Los representantes sindicales indicaron que el consistorio, a día de ayer, adeuda, a los funcionarios tres nóminas, las de mayo, junio y extraordinaria, y a los contratados entre 2 y 4, dependiendo si la paga extra la tienen prorrateada o no.

En este sentido, subrayaron que «no se trata de un hecho aislado que nos afecte a unos pocos, sino a todos, desde trabajadores y familiares hasta el comercio local, por lo que pedimos a nuestros dirigentes resuelvan esta situación lo antes posible».

Tras solicitar en varias ocasiones reuniones a la alcaldesa, Marisa Murillo, sin recibir respuesta, acudieron al Defensor del Pueblo y, más recientemente. al presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, «sin que nadie nos dé soluciones, por lo que hemos dado este paso de manifestarnos, pidiéndoles de nuevo que tomen cartas en el asunto y adopten medidas para que la situación se normalice cuanto antes».

A la alcaldesa le pidieron que explique los motivos de esta situación «anómala» y que «no se coaccione» a los trabajadores que muestran su malestar ante está situación. “Ha llegado la hora de decir basta de mentiras, de falsas esperanzas, de amenazas, de retrasos, de impagos, porque con el pan de nuestras familias no se juega».