La casa de la cultura de Villar de Rena tiene nombre desde el pasado jueves. Se llama Antonio Santos Zarza, en homenaje al que fuera maestro y alcalde de la localidad durante 16 años, entre 1979 y 1995. El presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, fue el encargado de la inauguración de estas instalaciones tras su última reforma y durante el acto destacó la contribución de los primeros alcaldes democráticos al desarrollo de la región. «La sociedad necesita referentes y buenos ejemplos de vida», dijo. El presidente extremeño alabó de esta manera la figura de Antonio Santos, que como otros de los primeros alcaldes de la democracia hicieron frente a importantes retos, como la alta tasa de analfabetismo de la población, «en una tierra cuyo destino no era muy prometedor». «Se pusieron manos a la obra pensando no en las próximas elecciones, sino en la gente de sus pueblos para intentar cambiar su destino», subrayó.

Antonia Fernández, la viuda de Antonio Santos, descubrió la bandera que cubría el nombre del centro y recibió de manos del presidente extremeño una placa. En el acto también participaron el alcalde de la localidad, Nereo Ramírez; la vicepresidenta primera de la Diputación de Badajoz, Virginia Borrallo; y la profesora Josefina Jiménez, concejala de Cultura con Santos Zarza, quienes recordaron la figura del exalcalde. El grupo local La Encina amenizó el acto.

Fue durante los años de mandato de Antonio Santos, cuando se construyó la casa de la cultura que ahora lleva su nombre tras su reciente remodelación. Él quería que fuera un centro social y cultural para todos los vecinos y es en eso en lo que se ha convertido este edificio. «Es precisamente la cultura la palanca de transformación de los pueblos», destacó Vara. Y gracias a ello, dijo, Extremadura ha logrado que ahora el 60% de su población tenga estudios medios y superiores.

Natural de Villamesías, Antonio Santos falleció en el 2002. Además de Villar de Rena también llevó las riendas de Palazuelo y Puebla de Alcollarín antes de que estas entidades locales menores tuvieran autonomía política y financiera.