Invoco a la primera mujer que llamaron madre. A la primera que dijo: "vienes de mí, hijo mío". A la primera mujer que marcó de lágrimas tu ausencia. A la primera mujer que inventó la palabra beso. Invoco a la primera mujer de la tierra, la primera madre del aire, a la primera mujer que fue madre de la segunda, terror de la caricia, carmín del tiempo sobre las mejillas, mano protectora que sucumbe ante la lágrima del hijo.