Al emperador Carlos V le deben los naturales de Aldeanueva de la Vera el sobrenombre de pencones , y es que el monarca, según cuentan los libros, cuando llegó a estas tierras, camino del monasterio de Yuste, les ofreció un regalo para agradecerles lo bien que lo habían trasladado a hombros de una silla sin que notase el dolor que le provocaba la gota. Ellos lo rechazaron alegando que había sido un orgullo, pero, y ante la insistencia del Rey, uno de ellos expresó que se conformaba con un penco de vino (recipiente parecido a una jarra). A Carlos V le hizo gracia y desde entonces el emperador se refería a los habitantes de Aldeanueva como los del penco , quedando como pencones para la historia.

Aldeanueva está en el centro de la comarca a la que pertenece, a caballo entre Cuacos de Yuste y Jarandilla. Su especial orografía, en la ladera de la sierra, hace que sus edificaciones se distribuyan de forma alargada, además posee un terreno accidentado que lo convierte en núcleo clave para el turismo por su ubicación y excelente paisaje.

La localidad está flanqueada por las gargantas de san Gregorio y los Carrascones, la primera sobre la ladera del collado de La Yegua, por donde el emperador Carlos V atravesó la sierra para llegar al monasterio de Yuste, de ahí que sea conocido como puerto del Emperador; la segunda, la garganta de los Cascarones, nace en la sierra de Tormantos.

HISTORIA

Los primeros indicios de la existencia de población se remontan a la época prerromana; luego, tras la reconquista, perteneció a Plasencia hasta que a comienzos del siglo XIX el rey Carlos V le concede el privilegio de villa.

A la hora de hablar de geografía, hay que decir que este municipio surge alrededor de la fuente de cantería de los Ocho Caños, que divide a la plaza en dos espacios de distinta cota. Entre sus calles destaca la del obispo Godoy, en la que nació quien fuera predicador de Carlos V y obispo de Osma y Sigüenza.

También merece la pena observar la plaza de toros donde se celebran las capeas al estilo tradicional de la Vera en las fiestas del Cristo de la Salud, mientras que en la calle del Toril se puede ver un escudo en una de sus casas que se cree, en tiempos, fue la de la moneda local o la callejilla Jiménez, popularmente conocida como la calle del Beso, pues por su estrechez invitaba a que los novios, al pasar por ella, robasen un beso a sus novias.

Anécdotas al margen, Aldeanueva está considerada hoy en día como una localidad emergente gracias, en parte, al tirón del turismo en toda la comarca, que ha obligado a crear la infraestrucutura necesaria.