TEtn una tarde gris de marzo acabo de llegar de Cáceres y Plasencia, dos ciudades de nuestra comunidad que, por poner un ejemplo y por su proximidad a La Vera, me han llevado a la pena y al desasosiego... ¿Qué está pasando? ¿a dónde vamos a llegar? ¿es que no hay alternativas? ¿de quién es la culpa? ¿de la ambición de la banca, del despilfarro y abandono de los políticos o del demonio que para eso anda por el mundo? Digo yo. Me estoy refiriendo a la situación actual de nuestra actividad empresaria... que podría trasladarse a nuestras poblaciones veratas. Calles, que antaño estaban plagadas de comercios, establecimientos y tiendas de todo tipo, llenas de música y color, hoy son las muestras de una sociedad económica muerta, sin alegría, que sólo luce esos horribles carteles: "Se vende", "Se alquila", "Se traspasa"...

Pero detrás de esta muestra deplorable agonizan otras muchas industrias y servicios. Y dentro de este panorama se esconde también ese otro aspecto de algo tan importante como la educación y la cultura. Recojo datos: el 26,5% de los jóvenes españoles de 18 a 24 años ha dejado los estudios después de la educación obligatoria, según el informe de la OCDE. Y a pesar de que la crisis (que ha situado el paro juvenil en un 55%), ha devuelto a muchos jóvenes a las aulas, la mayoría chicos sin formación que ganaron dinero fácil en la construcción y los servicios. Pero lo importante es que en los últimos años se han triplicado las matriculaciones de adultos en ESO y un 70% en FP.

La periodista Elisa Silió, en un artículo al respecto, dice que la Unión Europea alerta que en el 2020, sin un título de bachiller o de FP, será casi imposible lograr empleo.

Y en eso está la Junta que remunera a los estudiantes que aprueben una convocatoria examen de ESO con un premio de 500 euros. Un proyecto especial para rescatar del desempleo y devolver a las aulas a jóvenes de 18 a 25 años, con el fin de que consigan el citado título de Secundaria Obligatoria. Y ahí andamos... que algo hay que hacer.