El río Tajo y el Tiétar marcan el triángulo del territorio comarcal de Almaraz, convirtiéndose en barreras geográficas naturales. El agua dibuja su terreno con una parte llana y otra de riberos y fuertes pendientes debidas al encajonamiento del Tajo. Así la presencia del agua fue determinante para que en los años 80 se instalase la central nuclear, que ha marcado un antes y un después en la historia de este pueblo, tanto económica como socialmente.

Pero su historia es mucho más densa que la que han escrito estas últimas décadas. El vestigio más antiguo de población se encuentra en un espectacular castro de la Edad del Hierro, situado en la margen derecha del Tajo; más tarde los romanos desplazarían este asentamiento hacia la llanura por donde discurriría la calzada de Albalat, en los alrededores de la cual han hallado restos romanos repartidos por lugares como la finca del Picatón, el solar de la ermita de Rocamador, en el camino de Valdecañas, y de un torreón situado fuera de la localidad.

Precisamente, en este lugar surgió la propiedad inmobiliaria de la casa de Almaraz y Deleitosa, fundada por Juan Alfonso Gómez a mediados del siglo XIV, tras un privilegio que le otorgase el rey Alfonso XI, junto a quién combatió en la Batalla del Salado. Despué el Rey le concedió el título de señorío y villa. Este caballero era hijo de Beatriz Alfonso, prima del rey Fernando IV.

SOBRE SU NOMBRE

Del origen de su nombre, algunos historiadores aseguran que significa "encuentro", término que haría referencia al momento en que Tarik y Muza reúnen sus fuerzas una vez conquistado Toledo y Mérida. Almaraz fue testigo de comitivas reales camino de Portugal, de la Guerra de Sucesión entre Austrias y Borbones y de la guerra de la Independencia que se recuerda en Almaraz por su virulencia, puesto que fue destruida y abandonada, su quemaron los archivos, se quemó el torreón de su castillo y se voló el puente.

De su patrimonio destacan los restos del Castillo de Boxe, que fue primero un castro de la Edad del Hierro del siglo II a.C., y más tarde castillo militar (s. XII y XIII). También fuera del casco urbano destaca el puente de Almaraz, mandado construir por el emperador Carlos I antes la necesidad estratégica de comunicar las dos orillas, aunque luego fue destruido y levantado, 30 años después, gracias a la iniciativa popular.

Decir también que del antiguo castillo señorial sólo queda su torreón, de unos 14 metros de altura. El único templo es el de San Andrés, del siglo XVI, que alberga, además de la imagen del santo la de la Virgen de Rocamador, que fue patrona del pueblo.