"Es la situación más complicada y más crítica con la que me he encontrado como Guardia Civil en 15 años que llevo". Así lo confiesa Antonio Pajuelo, el agente de 37 años que el pasado 14 de mayo le salvó la vida a Aitor,Aitor un niño de 20 meses que inesperadamente y de repente sufrió una parada cardiorespitatoria mientras se dirigía con sus padres hacia una casa rural en Garrovillas de Alconétar y tras regresar de un bautizo después de pasar el día.

Pajuelo se encontró con esta circunstancia de manera casual, justo sobre las nueve y media de la noche de ese día cuando precisamente entraba a trabajar en el puesto de Garrovillas para hacer el turno de noche: "Me dirigía al trabajo, escuché mucho revuelo a la calle y vi a la madre con el niño en brazos convulsionando y con espasmos", explica el agente que desde ese momento y a la espera de la llegada de la ambulancia del 112 le realizó las tareas necesarias al pequeño logrando que éste se reanimara.

Actualmente, el pequeño permanece en el Hospital de San Pedro de Alcántara en Cáceres, donde le realizan las pruebas pertinentes.