Tierras de grandes horizontes, de agua, de bosques, de mitos y tradiciones, así son Las Hurdes, una comarca que el verano pasado vivió uno de sus peores incendio, y en la miles de pinos fueron arrasados por las llamas. Ayer, y con el fin de poner en sus negras tierras un poco de esperanza, los alumnos de Infantil y Primaria del colegio Luis Chamizo plantaron en el lugar conocido como Portilla del Término unos 200 árboles, entre encinas y alcornoques.

"Queremos que desde una temprana edad los niños empiecen a amar la naturaleza y a saber convivir con los ecosistemas, esa es la razón por la que estamos plantando árboles con ellos", indicaba Francisco Castillo, director del centro.

A la actividad se unieron 136 alumnos de edades comprendidas entre los 4 y los 12 años y 12 profesores. Toda la coordinación se realizó bajo la atenta mirada de los agentes forestales de la Junta, que junto con el ayuntamiento participaron en la actividad.

Algunos de estos pequeños no sabían todavía la importancia que tiene en la vida el conservar la naturaleza, pero para ellos un día en el campo es una experiencia muy gratificante.

Por la tarde, se trasladaron en autobús al cruce de la Avellanar, diez kilómetros montaña arriba, para soltar truchas para repoblar el cauce del río, a la que instalaron jaulas en las inmediaciones de la zona.

"Me lo estoy pasando muy bien, me gusta plantar árboles y jugar con los peces, de esta forma hacemos sonreír a la naturaleza", dice un niño emocionado.