Nos situamos en la parte central de la Alta Extremadura, en la comarca natural de la cuenca del Salor, en la conocida turísticamente como Ruta de las Chimeneas debido a la abundancia y la belleza de estos elementos en toda la zona. Sus paisajes los dibujan las dehesas, pastizales y eriales del norte y las huertas de frutales y sus lagunas, al sur. Su origen nos remonta a pueblos prerromanos, siendo de destacar los restos del castro de Sansueña, a 9 Kilómetros de Arroyo. De esta época se han hallado numerosos restos en la dehesa de la Luz: aras, prensas, monedas, fíbulas visigodas y tumbas.

Mo obstante, hubo más pueblos asentados en Arroyo, como los visigodos o los musulmanes que llegaron tras la conquista de Muza. Arroyo fue liberado de la dominación árabe días antes de la reconquista de Cáceres en abril de 1229. La localidad se llamó hasta el 11 de diciembre de 1937 Arroyo del Puerco, para tomar después el nombre de su patrona, en agradecimiento a la protección de la Virgen en una batalla contra los musulmanes.

RICO PATRIMONIO

La riqueza de su patrimonio y de sus gentes se puede contemplar en las calles que circundan la plaza Mayor, donde lucen numerosos escudos heráldicos. De su rico patrimonio valga un ejemplo: La iglesia parroquial de la Asunción, declarada Monumento Histórico Artístico Nacional, de estilo gótico isabelino, con reminiscencias del manuelino portugués. El edificio alberga en su retablo veinte tablas del Divino Morales (Luis de Morales) que rememoran diversos pasajes de La Biblia. Este retablo es el que confiere la importancia al edificio, junto a una extensa colección de arte religioso. Cabe mencionar además el convento de san Francisco, la iglesia de san Sebastián, de estilo gótico, la ermita de la Soledad, ejemplo de arquitectura rural y el castillo de Los Herrera, a quienes perteneció la villa hasta el XIV.

Arroyo ha sido siempre, y fundamentalmente, un pueblo alfarero, un oficio que le ha dado fama a través de la historia. Los olleros de Arroyo , agrupados gremialmente, muy prolíferos hasta el siglo pasado eran conocidos por sus vasijas. Aún hoy se mantiene esta tradición. Los antiguos pucheros arroyanos eran portados en burros por los artesanos y distribuidos por toda España.

Pero también es un pueblo que canta. Cantaban los alfareros La Jota del carretín en la fiesta de san Sebastián; lo hacían los arroyanos en Carnaval con La canción de los carnavales o los Bailes del pandero . Este rico y variado folclore lo convierte en uno de los más importantes de Extremadura. Los cantos, cómo no, se acompañan con baile y ahí aparece el traje típico arroyano, una vestimenta de gala.