El plástico está de moda. Por desgracia para el Medio Ambiente, el daño que causa es muy alto. Pero en la localidad verata de Valverde de la Vera, el plástico es, desde hace varios años, un elemento fundamental que no puede faltar durante el verano. Y es que las vecinas se dedican durante el año a realizar parasoles de ganchillo de tamaño XXL con bolsas de plástico reciclado. Arte en estado puro, que contribuye a mejorar el Medio Ambiente y que, además, da sombra y una sensación mayor de frescor en las calles del casco antiguo de la localidad, que hace más llevadera la época estival.

Este proyecto, denominado Tejiendo la Calle, es idea de la diseñadora y arquitecta Marina Fernández, a quien le propusieron hacer una exposición de sus trabajos «pero me pareció más interesante plantear proyectos de marco colaborativo para poder implicar a los vecinos del municipio, que tuvieran una actividad para hacer durante todo el año y que en verano pudieran tener una intervención en público», explicaba la coordinadora del proyecto.

Este será el séptimo año que se puedan contemplar los parasoles XXL de ganchillo por las calles de Valverde de la Vera. «Desde el primer momento muchas mujeres se implicaron en este proyecto de equipo». Durante todo el año, las interesadas en participar en el proyecto tejen los parasoles, arreglan los más estropeados y realizan nuevos diseños. «Las piezas funcionan como protectores solares durante el día y llevan incorporadas luces para que por la noche muestren el camino a la plaza principal de Valverde de la Vera, centro principal de encuentro durante las fiestas de agosto», señalaba Marina.

Ganchillo adaptado

La técnica empleada es la tradicional de ganchillo adaptada a una escala mayor y los motivos o representaciones de los parasoles son los propios de las labores realizadas tradicionalmente en la zona. Para ello, se utiliza material plástico, bolsas de la compra o plásticos de embalaje que las tejedoras transforman en largas tiras que son tejidas después. También utilizan plásticos con colores especiales y mayor resistencia para piezas puntuales, que normalmente son ligeras, impermeables y que pueden ser almacenadas ocupando poco espacio.

«Este año hemos recuperado los picaos de los trajes tradicionales que las mujeres se ponían durante los carnavales. De esta forma abrimos el proyecto a la participación de más personas, porque a lo mejor hay gente a la que no le gusta el ganchillo, pero si le gusta hacer bordados. Es un buen ejemplo de trabajo en comunidad, una iniciativa artística que refuerza el trabajo en equipo y que rescata técnicas artesanales que se están perdiendo», aseveraba Marina Fernández.

Piezas de valor artístico

Al final, lo que hacen las mujeres es «transformar un material que ya es un desecho es una pieza con un alto valor artístico y que alarga el tiempo de vida de ese material que iba a ser tirado a la basura». Es un trabajo que se hace «con mucho cariño» y que genera «alegría y satisfacción en la localidad, que se vuelca con este proyecto y son los propios vecinos los que también enseñan a los turistas lo que se ha hecho durante todo el año», sentenciaba la coordinadora de Tejiendo la Calle.

Los parasoles de ganchillo XXL ya se pueden visitar desde el viernes por las calles centrales del casco antiguo de Valverde de la Vera. Estarán expuestos durante todo el verano hasta, aproximadamente, la primera semana de septiembre. Tras la inauguración oficial, se realizó una visita guiada por esas calles para contemplar los parasoles y los nuevos diseños de este año.

Este proyecto supone para Valverde de la Vera «turismo en cantidad», pero también «darle la importancia que se merece, y que hasta ahora no se le ha dado, y un reconocimiento a todas las vecinas que han estado todo el año tejiendo». Para la alcaldesa es un «orgullo» que este proyecto siga adelante y espera que continúe así «muchos años más y que se le de el interés que tiene», afirmaba Esperanza Mayero.

Este proyecto ha obtenido numerosos reconocimientos a lo largo de este años, pero, sin duda, el momento más importante se vivió en abril cuando los parasoles estuvieron presentes en la Guiltless Plastic, Ro Plastic Prize, un concurso internacional organizado por la diseñadora Rossana Orlandi.