Argeme tiene 10 años y sufre una parálisis cerebral de nacimiento. Sus limitaciones físicas y psíquicas le obligan a estar de por vida en una silla de ruedas y a depender siempre de otra persona. Sus padres, Antonio Iglesias y Pilar González, que residen en Coria, luchan cada día para que su hija tenga una vida lo más parecida a la de sus otros dos hermanos y a la de los demás niños, siendo conscientes en todo momento de que en la mayoría de los casos esa misión puede ser inalcanzable. De hecho, son muchas las barreras y obstáculos que a lo largo del día aparecen como fantasmas en tareas cotidianas.

Sin embargo, el pasado jueves fue un día distinto. Argeme ganó una nueva batalla, aparentemente sencilla para muchos, pero muy importante para ella y para sus padres. El colegio público Camilo Hernández, al que acude todos los días para ir a clase, ya tiene un ascensor para ella. Una aparato sencillo que se construyó en el año 1999, pero que hasta el jueves 19 de noviembre no ha empezado a funcionar. La escasa atención que han prestado a este asunto las distintas corporaciones locales anteriores ha provocado que el ascensor haya estado sin funcionar justo una década, hasta que por fin, el alcalde, Juan Valle, ha decidido tomar cartas en el asunto y resolver la insistente demanda de la directora , Concepción Vega. "Solo había que darlo de alta en Industria", confesó el alcalde que fue testigo del estreno del ascensor junto a la pequeña.