Paraje de Los Romeros. Alberto Martín Paniagua (en el pueblo, Ti Alberto "El Lobo") conversa con mi abuelo paterno, Nicolás Barroso Montero (en el pueblo, Ti Colás "Azucena"). Este "pingollero", metido a entomólogo, no pierde hilo mientras observa a una "teresita" (mantis religiosa) que trepa por una "ambuera" (cicuta). Ti Alberto inquiere a mi abuelo: -¿Quién manda en el pueblu? -Tellu, responde mi abuelo. Y exclama Ti Alberto "El Lobo": -¡Asín va ellu! Saco la libreta y apunto el dicho.

En el pueblo no manda José Manuel Durao Barroso, pero sí lo hace en la Comisión Europea, que para ello es su presidente. Ahora, acaba de ser galardonado con el Premio Carlos V 2012, que otorga la Fundación Academia Europea de Yuste. Y el amigo Durao se ha embolsado 45.000 euros. Vergonzoso para alguien que se lleva de las arcas europeas 300.000 euros brutos anuales. Vergonzoso para alguien que, junto con el FMI y el BCE, forman las tres patas de un endemoniado banco. Vergonzoso para alguien que ha aplaudido las políticas neoliberales que ha llevado a cabo la derecha en este país, donde más de 2.200.000 niños están por debajo del umbral de la pobreza y 11,9 millones de españoles en riesgo de exclusión social. ¿Cuántos españolitos de a pie podrían comer con esos 45.000 euros en un mes?

Nuestro jefe de filas en esta tierra de garbanzos, el señor Monago, hablando en plural mayestático, afirma que, con este galardón, "los extremeños pueden sentirse orgullosos" y alaba a Durao por "su intachable carrera política y humana abierta a Europa". Pero para carrera la que emprendió el portugués, pasando de la izquierda maoísta del MRPP al derechista PSD de Sà Carneiro, alcanzando su presidencia en 1999. Ya lo decía el inolvidable José Luis Sampedro: "Los tránsfugas políticos y los conversos religiosos sufren metamorfosis tragicómicas".

Y el socialista Vara, de monaguillo del señor Monago: "Muy brillante la elección de Durao Barroso, porque es un europeísta convencido". Mirándolo bien, un premio denominado Carlos V encaja perfectamente en personajes de tal calado, que el Emperador al que pintó Tiziano también arruinó a Castilla, gastándose la plata del Nuevo Mundo en interminables guerras y entrampándose con los banqueros alemanes a italianos (en 1551 la deuda estatal de España ascendía a siete millones de ducados).

¡Cuántos Tellos andan sueltos por estas geografías! ¡Y así va ello!, como exclamaba Ti Alberto "El Lobo", de profundos ojos índigos y carbonero muchos años. Refiere el refrán que "no fíes mujer a fraile, ni barajes con alcalde". Cuanto más para fiarse de los que llevan vara más prestigiosa que las de un simple edil. Y menos de aquellos que, al decir de Ti Alberto, al que hirieron en la Guerra Civil en la toma de Vinaroz, "entoavía no son alcáldih y ya quierin comel de baldi". Casta de ésta parasita y ha hecho cortijo suyo este país.