La parte antigua del casco urbano de Jarandilla de la Vera amaneció ayer con un aspecto totalmente distinto al habitual.

En un abrir y cerrar de ojos comenzaron a aparecer en sus calles adoberos, barberos, lavanderas, herradores, dulceras, pregoneros y serenos, hasta llegar a la cifra de cuarenta oficios antiguos, según los datos que maneja el alcalde, Víctor Soria.

De otro lado, el edil señaló que el objetivo de esta mirada al pasado , que por segundo año consecutivo ha organizado la Asociación Histórico-Cultural la Capichuela, en colaboración con el ayuntamiento, no es otro que recuperar la tradicional feria del Cincho, que dejó de celebrarse hace varias décadas.

REFERENTE TURISTICO

Esta feria puede llegar a convertirse en un referente turístico para la comarca de La Vera, al coincidir con el primer domingo del mes de agosto, "que es cuando se celebraba la feria primitiva", explicó Soria.

En cuanto al número, siempre difícil de calcular, de personas que se acercaron ayer hasta Jarandilla de la Vera para recordar viejos tiempos o conocer por primera vez profesiones desaparecidas, el alcalde apuntó como cifra aproximada "dos mil visitantes".

A éstos hay que añadir los numerosos vecinos que de alguna manera participaron en la realización de la feria, que incluyó la representación de una boda tradicional extremeña y la apertura de varias tabernas antiguas, donde se ofrecía de forma gratuita a los viandantes vino y aperitivos. Mientras que en la plaza de la Constitución no faltaron las típicas patatas y sopas.

Por último, Víctor Soria quiso destacar la colaboración que prestan, tanto las amas de casa como el resto de colectivos de la localidad, al frente de los cuales se encuentra la Capichuela, como organizadora del evento.