El Carnaval se acerca y este hecho despierta actividad y emoción entre comparsas y peñas, que se preparan para el desfile de carrozas y murgas. Los grupos afinan su voz e instrumentos para dar la nota. Miguel Lirón y Maite Mató de la comparsa Los amarillos llevan ocho años implicados en la fiesta.

Ambos explican que, desde el verano, ya suelen tener un par de diseños planteados y que en el mes de septiembre, en el que se presentan los presupuestos orientativos, se deciden por el disfraz que van a lucir en el Carnaval.

En diciembre se compran las telas y complementos necesarios y se ponen manos a la obra, dedicándole muchas horas de esfuerzo, pero siempre con la ilusión de conseguir un resultado de calidad, vistosidad y color al Carnaval.

Mari Carmen Rodríguez y Tito, su marido, pertenecen a la peña Me río de Janeiro . Llevan mes y medio realizando la carroza que les va a representar y, desde hace un año, ya tenían en proyecto la idea que están materializando.

ENAMORADOS DEL CARNAVAL

Mantienen reuniones por las tardes y fines de semana en una nave que les proporciona el ayuntamiento. Afirman disfrutar con su elaboración, ya que se declaran unos enamorados de estos días de diversión a los que agradecen el nacimiento de su hija, "fruto de una noche loca carnavalera.

Nuria Marcos es uno de los componentes de la peña El Tolondongo que se presenta al concurso de murgas desde hace varios años. Después de la Navidad, comienzan a preparar las letras y prácticamente todos los días quedan para ensayar. Las letras suelen versar sobre temas de política local y aunque en principio subían al escenario con el disfraz de la peña, últimamente se visten acorde con la crítica sobre la que van a cantar.

Todos estos grupos constan de 20 o 25 personas y hacen hincapié en la emoción con la que disfrutan estos días previos, ya que llevan el Carnaval en la sangre y se sienten muy satisfechos de poder realizar algo para el disfrute popular. Ser capaces de crear, innovar y formar parte del espectáculo. No por lograr un premio, sino por vivir a tope la esencia de una fiesta que anhelan el resto del año.