Unos cien piragüistas de Extremadura y Portugal participaron el domingo en el descenso del río Erjas desde Termas de Monfortinho a Salvaterra do Extremo en el transcurso de una actividad que ha cumplido su tercera edición.

Los participantes recorrieron los 14 kilómetros de recorrido a bordo de piragüas de recreo, pero también de competición, pues aunque la actividad era sobre todo de convivencia, se contó con la participación de auténticos profesionales. Unos y otros coincidieron al señalar que no había suficiente caudal en el río, que está plagado de piedras que contribuyen al encallado de las canoas.

No obstante, la bajada en canoa del Erjas (Erges en Portugal) es una oportunidad única, no sólo para los amantes del piragüismo, sino también para los de la naturaleza. Durante el descenso pueden contemplarse espectaculares paisajes con numerosas especies cinegéticas e, incluso, patos salvajes siguiendo el curso del agua sin inmutarse. El Erjas sirve de frontera con España a lo largo de más de 40 kilómetros y fluye de norte a sur.

El alcalde de Zarza la Mayor, Juan Gregorio Montero, auténtico impulsor del evento, está dispuesto a potenciarlo, pero consideró necesario adelantar las fechas de celebración. "Este descenso es mucho mejor que el del Sella en Asturias, pero hay que potenciarlo y adelantarlo al mes de abril para que el río tenga medio metro más de agua", dijo.

El Erjas es un río tranquilo, pero la acumulación de grandes piedras en algunos tramos forma cascadas y rápidos que, sin entrañar el riesgo de las aguas bravas, despiertan emociones fuertes entre los piragüistas. El salto más espectacular se encuentra un kilómetro antes de la llegada a meta, donde se conservan restos de un viejo molino donde el agua cae con fuerza.