Muy concurrido resultó el encuentro de agrupaciones folclóricas que ha organizado este fin de semana el grupo Nuestra Señora de Sopetrán, de Jarandilla de la Vera.

Durante la celebración, cuyo fin de fiesta se prolongó, tras la cena hasta la madrugada de ayer domingo, fueron homenajeados, el médico de Cuacos de Yuste, Delfín Hernández, por la labor investigadora “y el gran apoyo, que siempre presta a la cultura y el folclore verato; Araceli Vicente, que “en gran medida”, es la “culpable” de la constitución del grupo Nuestra Señora de Sopetrán; y Antonio Véliz “El emigrante”, de Aldeanueva de la Vera, por su larga trayectoria de interpretación del “más puro” folclore verato, “ya que a los seis años aprendí a tocar la guitarra”, y desde entonces no ha dejado de cantar y tocar instrumentos tan variados como el mortero, el almirez y la caña.

Antonio Véliz recuerda como se vivía el folclore en su pueblo natal, “de bodega en bodega, y tras probar el vinillo que cada uno elaboraba de su propia cosecha, salíamos a la calle para hacer rondas cantando y tocando por el pueblo”. Asegura que el folclore servía “además de para matar el tiempo en lo que realmente nos gusta, para relacionarnos socialmente y crear auténticas amistades”.

Entre sus maestros recuerda a Manolo "Torito", padre del actual guitarrero del mismo nombre; al sacristán, Lorenzo Vivas, “que tocaba la flauta”; y a Víctor Paz Romero, “que fue municipal… junto muchos, que hicieron una gran labor de conservación y transmisión del folclore a las generaciones actuales”. Aunque algunos componentes de estas últimas generaciones introducen “cambios en instrumentación y música”, que ha Antonio Véliz, no le gustan mucho. A este respecto, y a sus 75 años, se muestra como gran aficionado “al folclore más puro, como nosotros le hemos aprendido de los más mayores”.

En el encuentro, que se celebra por segundo año consecutivo en la finca La Maricana, de Jarandilla, hubo cena, copas, cantes y bailes populares, hasta poco antes del amanecer, en una velada que organiza y patrocina el grupo anfitrión, Nuestra Señora de Sopetrán, para estrechar lazos de amistad y cordialidad con todos los grupos folclóricos de la comarca, y algunas localidades próximas.