"El río cubrió toda la fábrica de tomates, salieron los bidones flotando, los melonares, el agua lo cogió todo y a las personas que estaban en el Bar Higuera tuvieron que sacarlas en barca". Así es como recuerda Francisco Lucas, a sus 74 años, la riada que en el mes de febrero del año 1979 inundó una parte de Coria provocando daños materiales incalculables, aunque afortunadamente no hubo que lamentar heridos.

Al igual que este vecino de Coria, muchas son las personas que aún guardan en su memoria recuerdos amargos de lo sucedido exactamente hace 30 años. Sixto Muriel, que días después sería nombrado alcalde de la ciudad, grabó en su retina algunos de los momentos. "Fue entre la noche del 9 al 10 de febrero, y debió ser sábado o domingo porque yo estaba libre y fui andando para ver lo que había sucedido como muchos corianos", dijo ayer.

Repercusión

"Cuando llegué vi al que era alcalde accidental, Jaime Gutiérrez, y al Gobernador Civil, Luis García, sacando a la última persona que quedaba en La Isla con una zodiac", explicó. Muriel, que días después tendría que afrontar las consecuencias de una catástrofe, se refirió a la principal causa, precedida por las intensas lluvias que se registraron desde diciembre de 1978. "El problema fue que el Pantano de Gabriel y Galán se llenó y para evitar una mayor desgracia no hubo más remedio que soltar agua", explicó. La inundación tuvo una gran repercusión en el país. De hecho, muchos periódicos de tirada nacional recogieron al día siguiente titulares como: Catastróficas inundaciones en Coria al desbordarse el Alagón o Casi mil quinientos millones de pesetas en daños tras la inundación de Coria .