"Un suspenso". Esa es la nota que Noelia García, coordinadora en Extremadura de la Asociación para el estudio de la lesión de médula espinal, otorga a Coria después de visitar la ciudad y comprobar que hay notables barreras arquitectónicas que le impiden acceder a importantes espacios públicos.

Lleva 10 años sobre una silla de ruedas por una negligencia médica. A sus 32 años aún se asombra al ver que localidades tan importantes como Coria registran carencias tan notables. EL PERIODICO le acompañó en su recorrido y la primera dificultad se presentó en los acerados, que no estaban rebajados. "Si tengo la suerte de que mi hermana me acompaña, ella me ayuda; y si no, tengo que recurrir a otra persona", comentó.

La biblioteca

El recorrido se complica cuando se dirige a la biblioteca municipal, que tiene 10 escalones. "Me parece increíble, me quedo impresionada, no entiendo que una ciudad como Coria no tenga la biblioteca accesible con un ascensor o una plataforma"", afirmó. Peor aún cuando va al baño y comprueba que su silla de ruedas no entra. "La puerta del aseo debe tener 80 centímetros como mínimo y esta puerta no cumple las normas", explicó.

De camino al casco histórico se topa con otro obstáculo. "Para mí es un martirio ir por estas piedras y por eso necesito ir acompañada de una persona que eleve mi silla y pueda ir en dos ruedas. Entiendo que hay que respetar la antigüedad del casco histórico, pero antes estamos las personas", confesó.

La visita al consistorio se hace fácil. "El ayuntamiento está fenomenal, con rampas y ascensor", matizó. Sin embargo, las esperanzas de Noelia se desvanecen cuando pasa por delante de la parroquia de Santiago o por el Centro de Educación de Adultos, que sólo muestran gruesos escalones. El ayuntamiento viejo, el Nuevo Centro del Conocimiento y la UNED se convierten también en puntos negros a los que se ve impedida acceder. Confesó estar sorprendida y aseguró que trasmitirá estas carencias al consistorio.