Veinte niños participan en el campamento de verano que gestiona Cruz Roja Trujillo durante julio y agosto. Aunque habitualmente la edad de los beneficiarios de este programa de ocio y educativo ha sido de 7 a 12 años, por demanda, en esta ocasión se ha acogido a menores desde los 5 años. Según la presidenta de esta entidad en Trujillo, Susana Ramos, 12 niños se han quedado en lista de espera "ya que no tenemos capacidad para poder acoger por ahora a más de veinte". Aunque les gustaría que el número de plazas aumentara, sería necesaria la contratación de más personal, ahora cuentan con dos técnicos y una decena de voluntarios de Cruz Roja Juventud, "e incluso se podría abrir a niños de poblaciones de la comarca, si pudiéramos proporcionarles el transporte", añade Ramos. Los seleccionados han sido derivados a través de los servicios sociales de base del ayuntamiento de Trujillo, de Cáritas y de la mancomunidad

La jornada diaria en este campamento se inicia con un desayuno para afrontar con energía las numerosas actividades programadas, como son talleres de manualidades, actividades acuáticas en la piscina municipal, visita a la fábrica de jamones Navidul, o una demostración de la Guardia Civil sobre su trabajo con los perros.

COCINAR Pero además, destacan otras actividades que pretenden enseñar a los menores a preparar alimentos sencillos como son una ensalada, un sandwich o un batido de frutas. Es a través del taller de cocina sencilla, que se complementará con otros que se llevarán a cabo en la semana dedicada al medio ambiente y el respeto a los animales. En este caso, una terapeuta animal visitará el campamento con varios canes que los niños podrán pasear y aprender a cuidar "para inculcarles valores como la protección y el amor a los animales", explica la presidenta de Cruz Roja local. Todo ello se alternará con otras de carácter escolar como es el taller de inglés básico "para ayudarles a repasar cuestiones sencillas aprendidas durante el curso". Y tras tanta actividad, los pequeños reciben la comida antes de marcharse a casa, aunque seguro que quedándose con hambre de más diversión; la que volverán a recibir al día siguiente.