TOt pagar o apagar, no otra es la alternativa a la subida de la tarifa eléctrica. De hecho, y al margen de lo que decida el Gobierno, la seguridad de que va a subir, y mucho, está ya asumida e incluso aceptada. No sólo están las palabras del ministro, preparatorias. Cuando el ministro de Industria dice que "la tarifa eléctrica no subirá un 11% bajo ningún concepto", en realidad está diciendo que va a subir mucho, pero no tanto como se ha amagado. También está, o sobre todo, la manera de calificar popularmente ese 11%: "tarifazo", como si al nombrar el mal, el mal desapareciera, cuando lo único que ocurre es eso: que se asimila, que se acepta (está tardando en aparecer una denominación para la ley del aborto, también de este año y de este Gobierno. La ley de seguridad ciudadana ya la tiene: 'Ley mordaza'.)

Sin embargo, las palabras del ministro sólo se entienden a la luz de lo dicho por el presidente Rajoy : "Hay que intentar arreglar esto". Es decir: es posible arreglarlo. Y por una razón: una parte de la tarifa eléctrica es decisión del mercado y otra parte es decisión del Gobierno.

Si las eléctricas urgen a que se aclare por qué se anuló la subasta del jueves, más allá de vagas "circunstancias irregulares", no es por eludir la responsabilidad, alegando inocencia o desconocimiento, sino, todo lo contrario, porque tenían instrucciones muy precisas. Dicho de otro modo: la subasta era realmente una puja a los ciudadanos. Es previsible que el Gobierno decida ahora no cortar el suministro eléctrico a "familias de extrema vulnerabilidad", como le había pedido la oposición y como ha hecho Cataluña. Ya puede hacerlo.

El 11% era en realidad una maniobra preventiva. Y de mecánica conocida: primero se echa por delante lo imposible, probando la capacidad de resistencia, y después, cuando se ha visto hasta dónde es posible ir demasiado lejos, se contemporiza, sabiendo que, del 11% abajo, cualquier rebaja será buena.

En efecto. Después de eso, hasta se agradecerá que la subida sea 'sólo' del 7%, por ejemplo, o incluso del 9%. La barbaridad será la misma, pero ya no es el "tarifazo".

Nada tranquiliza más que una palabra a tiempo.