Poco le quedaba al amigo Félix Olivera Barquero para agarrar los 40 años de servicio, como profesor de Prácticas del Metal, en el Instituto de secundaria Gabriel y Galán, de Montehermoso. Pero tenía que llegar su merecida jubilación y, por fin, le tocó a este currante de la enseñanza, que fue director, subdirector y secretario del mentado centro en diferentes épocas, amén de miembro del consejo escolar a lo largo de muchísimos años.

Félix Olivera nació en el pueblo de Guijo de Galisteo (más conocido por 'El Guijito Quemao'), dentro de una familia humilde. Fue el segundo entre siete hermanos. Se casó con María Rosario (Chari) Sánchez Jaén, montehermoseña pero oriunda del pueblo abulense de Santa María del Berrocal. Del matrimonio nacieron dos hijos, Francisco Javier y Ramón, ambos profesores en diferentes centros de la provincia cacereña. Se volcó, en sus ratos libres, en la lectura, la música, la filatelia, el dibujo técnico y artístico y en la viticultura ecológica (su bodega es famosa en todo el Valle del Alagón y otras tierras colindantes). Pero donde de verdad lleva quemadas las pestañas el amigo Félix es en una voluminosa obra sobre la genealogía de los apellidos Olivera y Barquero. Cientos de fotos y de perfiles biográficos de personas que ostentan tales apellidos obran en su poder. Ha rastreado los cinco continentes y aún le queda tela por cortar.