La Audiencia Provincial de Cáceres condena a un vecino de Miajadas a diez años de cárcel por un delito continuado de abuso sexual a su hija. El tribunal considera probado que Esteban L. M. la obligó a mantener relaciones sexuales desde que tenía ocho años. Los abusos se produjeron entre los años 1990 y 1997, hasta que la víctima cumplió los diecisiete. La sentencia también le prohíbe volver a la localidad durante los cinco años siguientes tras haber cumplido la pena y a abonar una indemnización de 100.000 euros a su hija.

El fallo de la Sección Segunda detalla que el condenado aprovechaba la ausencia de la madre para cometer los abusos, pues su jornada de trabajo se alargaba hasta la noche, "prevaliéndose de su posición como padre para convencerla de que aquello era normal entre padres e hijas". La Audiencia considera probado que el procesado mantuvo con ella "multitud de accesos carnales por vía vaginal" y señala que, cuando la víctima tenía 12 años y le reprochó a su padre que lo hacía no estaba bien y que se lo iba a contar a su madre, éste la amenazó con matarlas a las dos y a su hermano. Finalmente, cuando la hija ya contaba con 17 años, fue la esposa del procesado, con motivo de una discusión con su hija, quien se dio cuenta de lo que ocurría, lo que dio lugar a la ruptura de la relación entre los cónyuges.

CONSECUENCIAS La sentencia expone que, "a consecuencia de esta larga experiencia y de la corta edad" que tenía cuando comenzaron los abusos, "ha sufrido un serio trastorno en el normal desarrollo de su personalidad, presentando un elevado estado de ansiedad, que en diversas ocasiones ha precisado de tratamiento farmacológico, así como baja autoestima y sentimientos de estigmatización, desarrollando en ocasiones conductas antisociales, con fugas del hogar, y un elevado consumo de alcohol y drogas". En la actualidad, sufre "trastornos depresivo reactivo y de estrés postraumático de carácter graves, evitando los estímulos que pueden asociarse al padre".