Las Diócesis de Coria-Cáceres y Plasencia han renovado hoy un convenio de colaboración con la Caja de Extremadura por el que la entidad financiera le concede este año una ayuda de 115.000 euros a cada una para fines sociales y de promoción del patrimonio.

Se trata de un convenio anual renovado que ha sido renovado hoy en la capital cacereña por el presidente de Caja Extremadura, Víctor Bravo; junto con el obispo de Coria-Cáceres, Francisco Cerro; y el de Plasencia, Amadeo Rodríguez Magro.

En su intervención, Bravo ha recordado que los dos obispados son socios fundadores de la Caja y ha dicho que el mantenimiento del acuerdo supone un motivo de "satisfacción".

En este sentido, ha subrayado que el acuerdo demuestra que la obra social "está a salvo de todo riesgo", pese al proceso de integración de Caja Extremadura en el grupo bancario Liberbank.

"Creo que es un dinero magníficamente empleado", según Bravo, que ha insistido en que la partida económica será invertido en fines sociales y promoción del patrimonio.

En este sentido, el obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres, ha explicado que la inversión cubrirá parte de los gastos de las ocho residencias de ancianos que gestiona el obispado, así como colaborar en el trabajo que hace la Iglesia a través de Cáritas y Proyecto Hombre.

Francisco Cerro ha apuntado, además, que la partida cubrirá los problemas de deterioro de patrimonio presentes en algunos templos y casas parroquiales de la provincia.

Por su parte, Amadeo Rodríguez Magro ha destacado que la colaboración supone "un acto de confianza" de la entidad hacia la gestión económica de las diócesis, debido a que otras cajas financian proyectos puntuales, pero no otorgan una partida directa a las diócesis.

"Nosotros nos mostramos muy agradecidos por esta ayuda, que acumulamos en nuestros ingresos para soportar gastos", ha expresado Rodríguez Magro, que ha subrayado que los obispados son "realmente pobres" desde el punto de vista económico.

Por otro lado, el vicario general y deán de la concatedral de Santa María, José Antonio Fuentes, ha adelantado que los cultos religiosos de las bodas, sábados y festivos de este templo cacereño serán trasladados a la Iglesia de San Francisco Javier, más conocida como la Preciosa Sangre.

El traslado se hará efectivo una vez iniciadas las obras de restauración de la concatedral, que tendrá un periodo de ejecución de 18 meses, aunque no se conoce la empresa adjudicataria aún.

Las previsiones del obispado son mantener los cultos ordinarios de los días laborables, y trasladar el resto a la Preciosa Sangre.

El proyecto, iniciado hace 10 años en el Ministerio de Fomento, se ha retrasado desde entonces y supone una restauración del templo "piedra por piedra" por su estado de deterioro, ha explicado el vicario.