Autor criminalmente responsable de un delito de homicidio imprudente. Así ha declarado el magistrado-juez titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Cáceres al cazador autor del disparo que, a mediados de diciembre del 2007 y durante una montería en una finca de Zarza la Mayor, acabó con la vida de otro participante en la misma.

Declara culpable de homicidio imprudente a Ramón Enrique L. M., al que impone una condena de dos años de prisión y la privación del derecho a la tenencia y porte de armas por el mismo periodo de tiempo. Y en concepto de responsabilidad civil, fija en 100.049 euros la cantidad en la que, de forma conjunta y solidaria con su compañía aseguradora, deberá indemnizar a los padres del joven fallecido.

El trágico suceso por el que este cazador ha resultado condenado tuvo lugar el 15 de diciembre del 2007 en la finca Benavente, situada en el paraje Los Brasiles, en el término municipal de Zarza La Mayor. Ramón E. L. M., que participaba en una montería autorizada, causó la muerte de un disparo en la cabeza a un joven de 26 años que se encontraba haciendo las funciones de "auxiliar o acompañante" del cazador del puesto contiguo.

Según recoge el juez en su sentencia como hechos probados, el joven fallecido se adentró en la espesura, "cierto que sin dar aviso a los demás participantes en la cacería", para "rematar a cuchillo" a un jabalí que acababa de ser herido por su compañero, el cazador al que atendía.

Este ya había hecho los tres disparos permitidos, por lo que el cazador ahora condenado, "actuando en la equivocada y falta creencia de que lo único que podía provenir hacia su puesto era la res sobre la que el ocupante del contiguo ya había agotado su cupo de tres deflagraciones", disparó hacia los arbustos en los que apreció movimiento.

Lo hizo, hace constar el juez en su sentencia, "a pesar de lo cerrado de su visión y obviando la más elemental pauta de cuidado exigible frente a quien maneja no solo un arma como la portada por su parte, un rifle semiautomático, sino también una munición de tan elevada potencialidad lesiva y dañosa como la utilizada en este tipo de caza". Y fue por ello, se concluye, que "lejos de alcanzar a un animal con su disparo, este acabó por impactar en la cabeza del joven, causándole la muerte en el acto".