"Es nuestra vida", afirma el alcalde de Torrejoncillo, Moisés Leví, cuando se le pregunta sobre las fiestas de La Encamisá, que se celebran en este pueblo cacereño y que hoy llegan a su fin con La Pura Chica . El día grande se vivió la noche del martes. Unas 12.000 personas, según el alcalde, fueron testigos de la salida del estandarte de la Virgen de la Inmaculada de la iglesia San Andrés Apóstol. "Para mi es el día más emotivo del año", añadió.

Estas fiestas están declaradas de Interés Turístico Regional y Nacional, todo un atractivo para muchos. La Encamisá se ha convertido en una cita fija para los extremeños, pero también para sevillanos, madrileños y, al parecer, para los vascos, que parecen sentir especial atracción por esta fiesta, según comentó el alcalde. "Desde el País Vasco hay una persona que se encarga de venir todos los años con un autobús lleno de público que quiere conocer nuestra fiesta", declaró Leví.

Privilegios

Una novedad ha caracterizado el evento del 2004 y es que, por primera vez, ha coincidido que la persona designada como pregonera, María Dolores Martín, es la misma que por sorteo ha salido para llevar el estandarte de la Virgen. Pero, la tradición de estas fiestas, con gran arraigo, hizo que la afortunada cediera a su hermano, Narciso Martín, el honor de llevar la bandera de la Inmaculada, ya que la tradición impide que las mujeres porten este estandarte. Por ahora, sólo los hombres cuentan con ese privilegio.

La Asociación de Paladines juega un papel fundamental en la organización de las fiestas junto con el ayuntamiento. Angel Luis Melchor lleva cuatro años como presidente de esta asociación, los mayores defensores de La Encamisá. Tienen 31 años de historia y cuentan con 2.000 socios. La parte más dulce de la fiesta son los 300 kilos de coquillos que se han elaborado para la ocasión. Unos dulces que, hoy, muchos torrejoncillanos aún podrán seguir degustando.