Los novillos de la ganadería de Partido de Resina (procedencia Pablo Romero) protagonizaron ayer el tercer encierro de las fiestas de San Buenaventura de Moraleja que se desarrolló sin incidentes. Los astados se demoraron en la salida de los corrales y prolongaron el encierro hasta los cuatro minutos, cuando lo habitual es que duren dos minutos. La novillada estaba compuesta por reses que superaban los 500 kilogramos y realizó el recorrido de manera disgregada y dividida.

La manada estuvo encabezada por dos cabestros del ganadero local Enrique Serrano seguidos de los dos novillos negros. Tras ellos, los otros dos mansos y cerrando la manada los cuatro novillos cárdenos. Las diez reses entraron en orden en los toriles de la plaza de toros en un encierro limpio y sin incidentes. Tras el encierro se soltó una vaquilla y se crearon momentos de tensión cuando la res estuvo a punto de salirse de la plaza por el espacio entre dos barrotes. Se produjo una estampida general del público, especialmente mujeres y niños, y se registraron cuatro contusionados que fueron atendidos en la enfermería aunque todos ellos heridos leves.

En cuanto al resto de heridos de las fiestas, el novillero colombiano Santiago Naranjo sigue ingresado en el Hospital Ciudad de Coria con una cornada de 20 centímetros. El matador dijo a este diario sentirse ya más tranquilo después del susto y con ganas de volver a los ruedos. Su apoderado, el ganadero de Moraleja, Jesús Torero, recordó los momentos de tensión cuando la familia de Naranjo que estaba viendo la novillada a través del canal de televisión digital llamó para interesarse por el estado de salud del joven. Al margen, el resto de personas que han pasado por los servicios médicos han sido heridos leves con contusiones, golpes, hematomas o luxaciones que se han producido durante los diferentes espectáculos taurinos de vacas y toros.